Capítulo XVIII

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— Te dije que todo saldría bien. — La recién pareja volteó a ver a una tercera persona, era una omega, quién sonreía orgullosa. — Un gusto Spreen, soy Vicky. — Extendió su mano para ofrecérsela al nombrado, quién sonrió levemente y aceptó aquel saludo.

— ¿Así que vos ayudaste al francés con esto? — Preguntó, el alfa hacía gestos para que no lo delate cosa que no le funcionó.

— No solo con eso, el cabrón viene a diario a quejarse de cosas como que no le das besos de buenas noches o como que llegas con sutil aroma a otro alfa y le da celos. — Shadoune no sabía donde esconderse, avergonzado de ser delatado.

— Y después tiene el descaro de decir que no es celoso. — Ambos omegas rieron, el alfa soltó un quejido. Ocultándose en el cuello de su novio, abrazándolo con suavidad.

— Tú también lo eres… — Susurró, casi no se lo oía al ahogar sus palabras contra la ropa ajena, era un intento de no hundirse solo pero realmente no le servía muy bien.

— Sos un boludo. — Una suave caricia fue dada por parte del argentino, quién miraba a la otra omega con una leve sonrisa. — ¿Querés que te acompañemos hasta tu casa? — La omega se sorprendió un poco pero asintió con la cabeza.

— Claro, no me vendría mal. — Soltó una pequeña risita tímida, estaba ciertamente nerviosa de conocer al omega de su mejor amigo. Deseaba caerle bien para no generar conflictos a largo plazo.

El osezno sin pensarlo se puso sus nuevas gafas de sol, sin importarle que fuera de noche; sus manos los separó a él y su alfa, para finalmente limpiar y agarrar todo lo que les pertenecía y así poder retirarse sin problemas.

Los tres caminaban de regreso, juntos charlando de la vida, en especial el cómo habían aquella cita y todo lo que tuvieron que organizarse para que salga bien, a Spreen le terminó cayendo bien aquella chica.

— Bueno chicos, ¿los veo luego? Si van a coger usen protección, aún no quiero ser tía. — La pareja se sonrojaba nuevamente, como era costumbre cada vez que se mencionaba ese tema.

— Chau Vicky, te debo una. — Se despidió el francés, con una leve sonrisa, se encontraba realmente agradecido por la ayuda que le dieron. Ella había sido la que me dió el empujón para que todo se diera.

— Sí, eso, a vos te debo tener al francés boludo de novio. Si un día necesitas algo me podés decir, no hay drama. — Sonrió levemente, la chica asintió la cabeza, acompañada de una encantadora risa para luego entrar a su hogar.

Ahora la reciente pareja se encontraba a solas, de regreso a la casa. El argentino se relamía y mordía los labios ansioso, medio perdido en sus pensamientos.

— ¿Vos crees que hay mucha tensión sexual entre nosotros? — Rompió el silencio finalmente, sus ojos miraban al mayor, quién se tensó ante la repentina pregunta.

— ¿Lo dices porqué todos lo mencionan? Es probable que seamos los únicos que no sienten esa tensión… Amor, ¿tu celo cuando es? — Ahora era el híbrido de oso quién se tensaba, desviando la mirada en lo que recordaba sus fechas.

— Creo que en un mes, ¿querés coger? — El ente abrió los ojos ante la pregunta, de inmediato el osezno se sonrojó por completo. — N-no es una propuesta, es la duda por esa pregunta que me hiciste. — Estaba nervioso, sabía que su mensaje era fácilmente malinterpretable.

— Supuse que no era una propuesta, wow. — Soltó un suspiró, debió admitir que escuchar al omega decir aquello le dió un subidón de calor en todo el cuerpo. — Quería saber tu celo para darme tiempo a comprarte supresores y demás. No sé si sos de esos que le gustan los juguetes, aunque dudo conseguir uno. —

Pasivo agresivo. - Shadreen Where stories live. Discover now