Capítulo XII

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La espada del argentino iba cortando los pastos de una zona para poder descansar tranquilo, tenía sueño y deseaba dormir. A su viaje ya no le quedaba mucho, eso lo aliviaba.

Por otro lado, el alfa miraba los alrededores sin notar algo extraño, su mirada se dirigió al cielo nocturno notando la belleza del mismo.

Una vez el omega tenía lista su cama provisional se quedó mirando a su compañero, tocó su propio cuello recordando como este lo olfateaba. No le molestaba pero él también deseaba olfatear cómo se debe al ente.

— Shadoune, vení. — Pidió, el contrario volteó a verlo y se acercó ante el llamado del contrario, quién se sentó sobre las suaves mantas mirando al más alto con una leve sonrisa. — Vení más cerca, no muerdo. —

— Yo sí lo hago, ¿quieres ver? — Sonrió coqueto mientras se sentaba a un lado del contrario, quien se acercó a él empezando a olfatearlo. El más alto estaba confundido pero no dijo nada, realmente no le importaba mucho.

— Shadoune, ¿me podés explicar cómo aún no tenes un omega? Sos re lindo, amable, carismático. Capaz que sos re virgen y no sabes encarar. — Comentó burlón, acomodándose bien para poder hacer contacto visual con su acompañante.

— Una pareja querrás decir, la verdad no lo sé. Nunca me centré en buscar a un compañero de vida, ni siquiera he buscado algo entre nosotros, lo nuestro surgió dadas las circunstancias, realmente nunca planeamos que esto suceda. — Respondió, un suspiro se dejó escapar, se acostó un poco. Le dolía la espalda y estar acostado lo ayudaba un poco.

— Viste, sos un vírgen. Otros me hubieran dicho cualquier cosa. — Comentó bromista, siguiendo con la mirada a aquel chico. Por alguna razón amaba joderlo, el francés nunca se quejaba de forma seria y hasta podía indignarse pero jamás se enojaba.

— Que manía la tuya con decirme vírgen, ¿no? — Se quejó, sentándose y cruzándose de brazos en el proceso.

— Pero entendeme, lo sos. — Continuó su burla, no lo dejaría tranquilo hasta que encuentre algo nuevo con lo que joderlo.

— No lo soy, no tengo forma de demostrarlo pero no lo soy. — Reprochó, con los brazos aún cruzados. Mirándolo seriamente, para luego soltar unas risas vergonzosas.

— Pero si sos un boludo. — Se puso enfrente de su compañero, colocando sus manos en los muslos del mismo. — Eso no lo podés negar. — Habló para luego inclinarse y dejarle un suave beso al ente.

— Amo tus besos, me hacen querer más. — El osezno soltó una suave risa, acercándose para dejarle unos besos más. Pequeños piquitos que volvían loco al alfa. — Spreencito, deberías ir a dormir. —

— ¿Podemos dormir alguna vez juntos? Por favor… Solo una noche. — Pidió, haciéndole ojitos de cachorro, soltando un dulce aroma para intentar convencerlo y sentándose en su regazo para que no pudiera huir.

— ¿Vas a seducirme hasta que acepte o algo? — Soltó burlón, acariciando una y otra vez la espalda del chico que estaba sobre él, le dejó un beso en la frente y habló. — No podemos, me encantaría dormir sintiendo tu aroma y compañía pero es mejor no arriesgarnos. Te prometo que cuando todo acabé vamos a dormir juntos tantas noches lo desees. — Acarició suavemente el rostro del omega, este se encontraba con las orejas bajas, triste.

— Tenes razón, mañana por favor apuremos el paso, quiero acabar con todo esto y poder soltarnos más. — Pidió, el alfa accedió dejandole otro pequeño beso en la frente. — ¿Cuánto creer que nos falte? —

— Siendo sincero, no mucho. Esta pradera parece más grande de lo que realmente es, nos queda pasar por un pantano y ya habríamos llegado. Unos días más y podremos estar juntos todo el tiempo que quieras. — Explicó el híbrido de demonio, tomando la cintura del omega para sacarlo de arriba suyo. — Tenemos que resistir, es todo. —

Pasivo agresivo. - Shadreen Where stories live. Discover now