XXVIII. Lo que la vida te habrá de dar.

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Lo que la vida te habrá de dar.
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— ¡Kurenai-sensei!

— ¿Qué te pasó Kiba?

El del clan Inuzuka llegaba corriendo, era todo un desastre y andaba sin su característico acompañante, Akamaru.

— ¡No sabe qué pasó!

— ¡Ya! ¿Qué pasó? —se empezaba a desesperar.

— Asuma-san esta en un incendio, se le cayó uno de sus cigarrillos encendidos sobre un pajar, ¡y se le está quemando todo! Nos mandó a buscarla, dijo que necesitaba su ayuda. ¡Kurenai-sensei, Asuma-san se está quemando!

No necesito más que ese último grito para salir corriendo, dejó abandonada a su amiga Anko, más tarde recibiría sus reclamos pero después de salvar a Asuma.

Kiba la alcanzó saltando sobre los techos.
— ¡Asuma-san está en ***!

Cambió su dirección hacia la casa del Sarutobi, su alumno ya no la siguió. Corrió como si su vida dependiera de ello pero cuando llegó no había nada, mas bien, no había nadie.

Con agilidad se infiltró en la propiedad, una casa bastante tradicional japonesa, pisos de tatami, árboles Bonzai, etcétera. Dejó de fijarse en la apariencia del lugar, había estado ahí mil veces. No había nadie, ni un alma pasaba por esos lares.
De hecho, ahora que podía pensar fríamente se daba cuenta de lo estúpido que sonaba ese accidente, Asuma un ninja de elemento fuego y alguien experto en fumar, era casi imposible que se creara un incendio que él no pudiera controlar.

Con aún más cautela se dirigió al salón principal, podía sentir unas leves firmas de chakra. Olfateó, olor a perro. Entrecerró los ojos con sospecha, ya conociendo estas presencias simplemente avanzó indignada. Corrió la puerta del salón.

— ¡¿Se puede saber a quién le di permiso para hacerme bromas?! —abrió los ojos después de su ataque de furia—; ¿eh?

— ¡Sorpresa...! —gritó Ino y a su lado ladró Akamaru.

En el suelo, arrodillado, estaba Asuma con una cajita de terciopelo cuadrada, al reconocer el tipo de caja se puso nerviosa, sintió que le subían los hormigueos y que se le ponía la piel de gallina, casi como reflejo se acercó a su novio, la caja y el traje de Asuma habían llamado demasiado su atención.

Todos estaban callados, expectantes.

— Kurenai... —tomó firmemente la caja y la abrió dejando ver dentro un anillo de oro.

— Asuma... —se le pusieron los ojos vidriosos, no podía creerlo.

— Yūhi Kurenai, ¿te casarías conmigo?

No pudo responder de inmediato y todos se preocuparon, Asuma deseaba más que nunca un cigarrillo pero no fumaría en una ocasión tan especial.

La primera gota cayó, Asuma cambio de su vista perdida a ver los ojos rojos de Kurenai, la ninja lloraba y no le salían las palabras.

— ¿Kurenai...?—inquirió nervioso Asuma.

— ¡S-si! ¡Si! ¡Obvio que sí! —se lanzó a los brazos abiertos de su ahora, prometido.

Sasuke, ¿viajaste al futuro? [NaruSasu]Where stories live. Discover now