𝔗𝔢𝔫𝔱𝔥 ℭ𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯 1/3

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Al ingresar en el putrefacto vestíbulo de los chicos, me aseguré de taparme cada centímetro del uniforme de Hort. En el camino me había topado con Hort, le lancé un rayo para que quedara inconsciente, algo fácil.

Este lugar era peor que el Castillo del Mal. Olía a medias sudorosas, empapas en vinagre y estiércol. Sabía que el olor provenía de los mugrientos Nuncas, los Siempre eran muy quisquillosos de su higiene. ¿Cómo podían sobrevivir en este nido de ratas?

Aparte de otra capa de mugre y algunas filtraciones más, el vestíbulo de la Escuela del Bien parecía el de siempre. Al igual que en el de chicas, ahora había un cartel casi a la entrada que decía: «C-H-I-C-O»

Vi las paredes de los villanos, el año pasado me colocaron entre los villanos más destacados. Ahora Tedros ocupaba el sitio de mi retrato. Sentí que mi corazón dio un vuelco cuando lo vi, era tan lindo como siempre. ¡Juntos habríamos sido tan perfectos!

Pero, recordé todo lo que me quito, mis sueños, mi inocencia, mi dignidad y ahora se llevaría a Violet y su tonto amigo se llevaría también a Agatha.

Tuve que seguir avanzando, se escucharon pisadas de botas.

ೖ୭

Un castillo repleto de chicos solo puede ser de dos formas. O bien sus habitantes canalizan la agresión hacia el orden, la disciplina y la productividad, o bien se convierten en brutos repletos de hormonas.

Cuando puse un pie en el quinto piso del vestíbulo de la torre Maldad, vi que la escuela de Tedros había optado por la última manera.

De las vigas colgaban chicos semidesnudos con pantalones negros que reían y ocupaban cada centímetro del sofocante vestíbulo, como si prefirieran compartir el sudor mutuo que estar en sus habitaciones. El suelo de piedra estaba cubierto de bananas podridas, migas de pan, yemas de huevo, huesos de cerdo, plumas de pollo y manchas de leche. En las paredes solo había grafitis de: «¡Quién necesita a las chicas!» «¡Odio a las chicas!»

Me acerqué un poco más a los apestosos Nuncas, hasta que vi que no eran Nuncas...

Chaddick, el corpulento y velludo amigo de Tedros, se balanceaba en el techo, gritando y abriendo las habitaciones a patadas, mientras que Nicholas, el apuesto de piel oscura, disparaba hechizos de aturdimiento a un ratón arrinconado. Cada Siempre estaba haciendo cosas realmente desagradables, entre eructos y golpes, al final, todos se unieron al cántico de Chaddick: «Somos hombres, poderosos y libres»

¿Quién habría pensado que eran Siempres? ¿Qué había sido con los futuros príncipes?

Una puerta se abrió de golpe.

— Si no volvemos pronto a ser la Escuela del Bien y el Mal, voy a matarlo a todos. — murmuro Ravan - No tenemos comidas, hemos perdido a nuestros profesores y hay solo un piso en este apestoso castillo en el que los baños no están inundados. ¡Lo único que hay que hacer es matar a una bruja, una miserable bruja y están ocupadas teniendo una fiesta!

— ¿Matar brujas no es trabajo del Bien? - pregunto Vex, otro Nunca

— ¡El Bien no existe mientras haya chicas! - replico Chaddick - ¡Los hombres primero!

— ¡Los hombres primero! - repitieron los Siempres

Mire a la Torre del Director, ¿cómo llegaría ahí? ¿Violet y Agatha ya habrían llegado?

Pero, aún seguía aquí, no habían besado a sus príncipes, tenía tiempo.

— ¡Me oyen! - grito Chaddick - ¿Quién va a impedir...?

Un hechizo púrpura lo ataco y le cerró la boca con una cremallera. Lo había lanzado Aric, el de ojos violetas, seguido de cuatro secuaces. Los chicos asustados se enderezaron, con la mano en la cabeza como saludo, mientras Aric se paseaba por el pasillo para inspeccionarlos.

𝑷𝒖𝒓𝒑𝒍𝒆 𝑯𝒆𝒂𝒓𝒕 ── 𝑻𝒉𝒆 𝒔𝒄𝒉𝒐𝒐𝒍 𝒇𝒐𝒓 𝑮𝒐𝒐𝒅 𝒂𝒏𝒅 𝑬𝒗𝒊𝒍Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu