𝔈𝔦𝔤𝔥𝔱𝔢𝔢𝔫 𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯

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— Esto tiene que ser una broma - se rio Tedros.

En total había cuatro hombres y cinco mujeres, todos eran de una edad muy avanzada. Dos de ellos estaban sentados en sus sillas de ruedas, cuatro usaban bastones para caminar, dos estaban encorvados y tenían las piernas torcidas, y una de las mujeres, un poco blandita, usaba un traje hawaiano mientras se maquillaba frente a un espejo.

Todos ellos tenían el emblema del cisne blanco sobre sus corazones, al igual que Uma, Yuba y el conejito, emblemas de las personas que confió mi madre y la señora Callis para mantenernos a salvo.

No era por ofenderlos, pero tendríamos mucha desventaja peleando con ellos contra todos los villanos que han revivido y Rafal, el hechicero del mal más poderoso, probablemente.

— Les dije que no nos reconocerían - suspiro la anciana frente al espejo

— ¿Reconocerlos? - pregunto Jackson - Estoy seguro de que no los he visto jamás en mi vida

Mire a Tedros el cual se notaba enojado y muy preocupado.

— ¿Cómo se supone que recuperaremos a Sophie con un montón de ancianos de los cuales varias tienen dificultad para caminar 10 metros máximo?

— ¡Mocoso, arrogante! - le pegó Yuba con su bastón, Tedros se calló - Escúchenme. Cuando regrese nuestro miembro número catorce, todas sus preguntas tendrán respuesta. Hasta entonces, será mejor que beban un té de lavandas y un tazón de avena pelada.

— ¿El miembro número catorce? - Agatha observó toda la habitación - Yo solo veo ocho - Miro al Conejo Blanco en un rincón - Bueno, nueve.

— Diez, en realidad. Miembro fundador de la Liga - dijo el gnomo con orgullo - Y con Uma somos doce, claro está, y ... ¡Uma! ¡Dios mío! ¿Cómo se les ocurre dejarla tirada allí como un trapo? ¡Campa, necesito tu ayuda!

En eso, un hada llegó hacia nosotros, ella sacó de su bolsillo un puñal de un hollín mohoso y lo lanzó encima de Uma. A los poco segundos, Uma tosió y sonriéndole al hada... cayó al suelo y volvió a dormirse.

— Ves, Campa. Te dije que funcionaria, solo unas horas más y ella estará como nueva. — le sonrió Yuba - Ahora volvamos a lo nuestro. Con Campanita somos doce y conmigo son trece, solo faltaría...

— ¿Es la verdadera Campanita...? - pregunté sorprendida

— No puede serlo, es tan... — le lancé una mirada letal a Tedros y Yuba lo golpeo con su bastón luego de ver como la pequeña hada se escondía debajo de una rosa.

— No lo entiendo. ¿Qué hace aquí Campanita? - cuestiono Agatha, la cual se seguía sujetando a Jackson

— En serio has encontrado a unos sabelotodos Yuba - dijo un hombre calvo y delgado que vestía un chaleco verde, orejas de elfo y rasgos delicados - Sin embargo, aún no ven quienes somos

— Al parecer, estos cuatro aficionados necesitan presentaciones - suspiro Yuba - ¿Quién quiere empezar?

— No le veo el sentido, ellos están más perdidos que nosotros a su edad. Además, ya nos viste, estamos prácticamente ya tenemos que estar llamando a la funeraria.

— ¿Y qué has dicho cuando he ido a buscarte al país de Nunca Jamás? Que estabas encerrado en tu casa del árbol, completamente solo, te habías rehusado a unirte a la Liga, aunque tu vida corría peligro. Pero cuando te conté de estos cuatro jóvenes Siempres, te has alegrado como un niño pequeño. Me has dicho que darías cualquier cosa para estar rodeado de jóvenes, que eran los únicos que te comprendían, Peter...

Peter... Nunca Jamás... ¿¡Peter Pan!?

— Campa me ha obligado a venir - murmuró apartando la mirada. Campanita le arrojó una bola de comida.

𝑷𝒖𝒓𝒑𝒍𝒆 𝑯𝒆𝒂𝒓𝒕 ── 𝑻𝒉𝒆 𝒔𝒄𝒉𝒐𝒐𝒍 𝒇𝒐𝒓 𝑮𝒐𝒐𝒅 𝒂𝒏𝒅 𝑬𝒗𝒊𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora