Entre Lujuria y Sangre

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Notes:

Este episodio contiene síntomas de TEPT, depresión y discusiones familiares y de pareja.

Los TQM

La pequeña caja roja cayó al suelo al resbalar de los dedos de Drácula, el anillo no salió ya que se cerró, dando un par de rebotes alejándose de la pareja.

Drácula cargó el cuerpo de Jonathan con un profundo terror en los ojos, con el cuerpo tembloroso, observó aquel rostro.

Recuerdos del momento de su muerte llegaron a su mente, lágrimas comenzaron a escapar de los ojos.

Las voces de sus suegros pasaban desapercibidas, pues había vuelto al pasado en el momento que dejó una marca en él. Jonathan solo se había desvanecido, él lo sabía, no había ningún peligro en aquella casa, pero el momento en el que lo vio cerrar los ojos y soltar su cuerpo, los recuerdos estremecedores volvían a él.

Aunque no lo había visto desvanecerse después de que su padre lo mordió y lo mató de alguna manera, los recuerdos se combinaban con el trauma de la muerte de Helsing, sus miedos se habían vuelto más intensos al pensar que también había perdido a Jonathan.

Se dejó caer de rodillas, reposando su cabeza en aquel pecho mientras sollozaba en silencio al cerrar los ojos con fuerza, su ser entero se sentía más pesado de lo normal.

Su respiración agitada y emociones que se estaban volviendo incontrolables no lo dejaba respirar, su único anhelo y búsqueda de calma era intentar escuchar los latidos de su amado.

Era su cura cuando despertaba y observaba a su amante durmiente, verlo con los ojos cerrados en su cama a veces le volvía a despertar los recuerdos, causándole crisis que eran imposibles de controlar hasta que este se despertaba y lo abrazaba con ternura.

"Estoy aquí, mi amor... estoy vivo", repetía Jonathan después y antes de decirle que lo amaba, era la forma en la que Drácula podía encontrar un suspiro y un escape de sus traumas.

Entonces, cuando regresó a la actualidad, sus ojos se abrieron de golpe.

Dejó escapar un suspiro de alivio al sentir como el pecho de su amado se elevaba y bajaba en un ritmo tranquilo... Estaba respirando.

— ¡Por Favor!, Responde —, exclamó Linda al sostener uno de sus hombros, desesperada.

Entonces Drácula levantó la mirada, había comenzado a sudar en frío, su temperatura había bajado y ahora su piel estaba helada.

— ¿¡Por qué estás así!?, ¿¡Qué le pasa a mi hijo!? —

— N-No... No es... No creo que sea nada... —, respondió con voz temblorosa.

Aunque Jonathan estuviera vivo, su estado lo llenaba de angustia. Colocó su mano derecha en su frente.

Su temperatura era normal, había escuchado su respiración y sus latidos eran lentos como siempre.

— Deberíamos llevarlo al hospital o traer un doctor —, sugirió Mike.

— ¡No! —, respondió Drac de forma rotunda al elevar la voz y la mirada, — No... Eso no es factible —, susurró al bajar nuevamente la mirada.

Mike y Linda se miraron mutuamente, con cierta tristeza en sus miradas, enseguida entendieron porque Drácula se negaba.

¿Qué podrían hacer los doctores con un vampiro?.

Drácula se levantó con él en brazos, caminó hacia la sala y lo recostó con suavidad en el sofá familiar.

Al colocarse de rodillas, se quedó así frente a él, entonces recostó su cabeza en su vientre, su consuelo era sentir cómo se movía al respirar.