Capítulo 8.

62 10 4
                                    


Salió de su habitación, dejando a Klaus dormir ahí un rato más, mientras se ponía la bata (rosa, nueva) escuchó ruido en la planta baja, ¿Qué es eso? 

Iba a bajar con prisa, pero alguien la tomó del brazo y la puso contra la pared, tapando su boca, forcejeó con desesperación. 

"Cálmate, soy yo" su voz, aunque áspera y autoritaria, la hizo calmarse casi al instante. "Iré a revisar, te avisaré si llamar a los demás, quédate aquí y por ningún motivo te atrevas a moverte". Aún en shock, asintió y lo dejó ir, con preocupación; él podía ser el hombre más peligroso de la continuidad espacio-tiempo, pero eso no le quitaba a Miranna el poderoso instinto de protección que llevaba en la sangre. 

"¡Eres un maldito idiota, Ben, casi te reviento la cabeza con el martillo! ¿Qué carajo haces aquí ahora?" regañó Cinco. Miranna suspiró aliviada y salió de su escondite. 

"El idiota de tu hermano drogadicto se me perdió y ella me va a matar" se excusó Ben, molestando a Miranna por la forma en la que se refería a Klaus. 

Se acercó a ellos, con un semblante serio. "Se llama Klaus, si no vas a referirte a él de manera amable, te sugiero aprenderte y usar su nombre, en esta casa no nos juzgamos o insultamos por nuestro pasado, Ben. Además, Klaus está en mi habitación, durmiendo muy triste, y de eso sí que quiero una explicación" se recargó en la pared, sin expresar nada más que decepción. 

Ben, frustrado, se fue en silencio, sin saber siquiera cómo reaccionar a lo que acababa de pasar, y con un buen susto de parte de Cinco. 

Miranna lo vió irse, suspiró pesadamente y se metió a la cocina a hacer café. Tenía sueño, y mucho trabajo y tarea que atender desde la oficina en el piso superior. 

"Negro, ¿verdad?" preguntó la chica, para servirle a Cinco una taza de su elixir. 

"Así es..." respondió él, en un tono que ella no pudo descifrar por el sueño.  "¿Qué carajo hacía Klaus dormido encima de ti?"

Aquel cuestionamiento terminó de despertarla, ¿escuchó bien? ¿Él la estaba cuestionando? 

"¿Perdón? No estaba encima de mí, yo lo estaba abrazando porque tu hermano lo hizo llorar, y en todo caso, ¿inspirado en qué demonios me hablas en ese tono, Hargreeves?"

Cinco solo se quedó callado y se teletransportó, sin esperar el café. 

Ya en su habitación, iba de un extremo a otro, ¿Por qué reclamé eso? A mí qué me importa lo que hagan ella y Klaus, además... es gay, ¿no? ¿NO? Tiene que ser, más le vale que sí. El "joven" realmente no entendía con qué valor le cuestionaba sus acciones a la chica en SU casa, no tenía derecho. La verdad es que ella lo ponía muy nervioso, nunca sabía qué pensaba, ni qué iba a hacer, o cómo iba a reaccionar, y no quería que por su carácter tan explosivo, ella los echara lejos a él y a su familia. 

Alguien tocó la puerta, él abrió inmediatamente esperando que fuera Miranna, para disculparse por lo que pasó en la cocina... o Klaus, para lanzarlo por la ventana por ponerle la mano encima a ella... espera, ¿qué? 

Pero no había nadie, en el piso estaba su taza de café negro, abajo, se escuchaba ruido en la cocina, probablemente el desayuno, indignado porque no se atrevió a entregarlo ella misma, tomó la taza y cerró la puerta con fuerza, causando que Lila despertara, molesta por el ruido. 

La morena bajó a la cocina buscando culpables, encontrando a Miranna preparando el desayuno. 

"¿Qué haces, niña?" 

El Derecho a Vivir (Five Hargreeves)Where stories live. Discover now