Uno

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′Esto va a empezar mal′


-Claro que no, ya dije que no quiero ninguna de esas máquinas en la casa Galatea.

-Pero Ushi no habrá diferencia, toda esta enorme casa es controlada, tiene tecnología por donde sea y traer un robot no hará diferencia, ni lo notarás -volvió a rogarle una pequeña Galatea a su papá, las palabras apenas se le entendían con claridad.

-Thea -llamó a su mamá. -Thea por favor dile a mi Ushi que si podemos comprar un Hex, por favor por favor por favor.

La madre de la pequeña la vio con cariño para luego dirigir su mirada a su esposo.

-Eulalio un robot no nos hará daño.

Eulalio entendió que no podía discutir con las dos mujeres que más amaba en su vida, así que le concedió el deseo a Sora, su esposa, y a su pequeña hija.

Galatea estaba más que encantada de tener una compañía en esa solitaria casa, no le importaba si se trataba de un Hex, un robot diseñado para asistir en las casas y ayudar a los humanos en todo lo que estos necesitaran ayuda. Un ayudante para los humanos eso es.

Eulalio lo conectó a la mansión y le dio acceso a todo dentro de la casa. Pronto descubrió que eso fue un error, una desgracia llevar esa máquina a su hogar en primer lugar, porque lo destruyó. Destruyó toda su casa provocando un incendio y dejando a Sora junto a Galatea encerrada en en un cuarto de baño, muriendo sin permitir que nadie entrara a ayudar porque aquel robot controlaba hasta las puertas de su casa.

No lo decía en voz alta pues en esa sociedad las máquinas y la tecnología estaban comandando más y los sentimientos de los otros no era algo que importara, pero él a diario se culpaba. Lamentaba haber llevado a ese robot a su casa, lamentaba haberle dado el acceso completo de la casa, lamentaba haber dejado sola a su esposa y a su hija ese día y lamentaba más seguir con vida.

Solía pasar por la que fue su casa y andaba por los escombros buscando alguna señal que le dijera que su hija seguía con vida, pues aquel día del incidente solo se encontró el cadáver de su esposa. A Galatea también la dieron por muerta dado a que como tenía recién cinco años asumieron que todos sus huesos se habían calcinado por completo. Pero él, Eulalio, sentía que no era así, sentía a su hija con vida.

No le llamaba presentimiento humano pues ese hace años había desaparecido, o es que simplemente ya nadie le prestaba atención, le llamaba chip de Vila. Es un microchip que se le instala a todos los niños al momento de nacer la mayoría de las veces por pedido de los mismos padres, se le implanta aquel microchip en la planta del pies izquierdo y los padres tienen los signos vitales siempre en sus cabezas, los pueden oír.

Bueno, Eulalio sentía los débiles signos vitales de Galatea sonar en su cabeza y aunque intento por todos los medios buscarla aunque gasto cada Dul que tenía en sus manos y en el banco, no la encontró, pero no se iba a dar por vencido así que habló con los guardianes para emitir su boleta de desaparición, no le importó que la dieran por muerta.

En otro lado de la gran ciudad de Udez, en los suburbios para ser exactos, una Galatea de cinco años se movía por las menesterosas calles de la mano de un extraño sin saber muy bien que estaba pasando, dos días habían pasado desde el incendio de la casa. Ellos pasaron por muchas casas en mal estado hasta llegar a una moderadamente arreglada.

Galatea se encontraba en un trance, no diferenciaba nada, no preguntaba por su mamá solo se dejaba llevar sin saber muy bien que hacer. Al ingresar a esa casa ella se dio cuenta que no era tan fea solo estaba mal arreglada según sus palabras. Un señor alto con cabello negro y ojos verdes, como el musgo seco, esperaba en lo alto de las escaleras. "Piel brillante" pensó la niña al ver la pálida piel de aquel señor.

El defectoWhere stories live. Discover now