5: Cómplice.

329 42 4
                                    

Me tumbo en el asiento copiloto mientras Katherine me observa curiosa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Me tumbo en el asiento copiloto mientras Katherine me observa curiosa.

—Supongo que no fue la mejor fiesta del mundo.—comenta. Yo me mantengo callada, con la respiración algo agitada todavía.—No te preocupes cariño, las primeras veces son así...

Me sonrojo hasta las orejas.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Nada...—ríe y arranca el motor. Mi corazón se calma un poco cuando no veo más la casa de Brianna. Me acomodo en mi lugar, sintiendo frío y notando que dejé mi abrigo.—¿Por qué los hijos son así? Menos mal eres la menor y ya he tenido cuatro niñas de experiencia.

Sin dejar de manejar rebusca algo a sus pies, para después ofrecerme un hoodie negro. Yo lo acepto sin chistar y me cubro con él enseguida, suspirando con satisfacción al envolverme en su calidez.

—¿Por qué siempre te refieres a mí como si fuera tu hija biológica?—pregunto con curiosidad, de repente siendo invadida de valor. La verdad es que sigo agitada, pero menos que hace unos minutos.

Katherine suspira.

—¿Por qué no debería hacerlo?

—Por que soy el producto de una infidelidad.—respondo con obviedad.

—Nunca te había dicho esto antes...—empieza diciendo.—pero tu padre nunca me fue infiel.

—¿A qué te refieres?

—Cuando él conoció a tu madre, estábamos por divorciarnos. No dejábamos de discutir y eso afectó a tus hermanas.—confiesa. Yo me quedo helada en mi lugar. Katherine casi nunca hablaba de mi madre, o de lo que sucedió entre ella y papá.—Antes se que nacieras conocí a Beatríz, trabajaba en un supermercado, llevaba meses sin hablar o ver a James, estaba hecha un desastre, cuidaba de cuatro niñas yo sola. No estaba lista para aceptar la realidad.—miro por la ventana, unas lágrimas amenazaban con salir de mis ojos.—Y tu madre... Dios, ella tenía una panza que le estaba por explotar.—ríe nostálgica.—Tuve una crisis mientras compraba alcohol para ahogar mis penas, y Beatriz me ayudó. No me juzgó, me acogió como si nos conociéramos de una vida entera. No tenía ni la más mínima idea de quién era yo. Le conté de mis pequeñas y podía ver la ilusión en sus ojos, no sé por qué... por qué al final decidió darse por vencida.

—Kath...

—Me dejó tocar su panza, tú pateaste dentro de ella.—me mira por unos segundos para después volver su vista a la carretera.—Esa noche que te dejó en la puerta de nuestra casa, fui yo quien la abrió, Beatriz ni sabía que James alguna vez vivió ahí.

—Me dejó a tu cuidado.—ella asiente. Intento decir algo más pero las palabras mueren en mi boca.

—La carta la escribió para mí.—respira hondo.—Naturalmente, tu padre no necesitó más de un segundo para reconocer quién era la madre de la niña que descansaba en una canasta de pan. Tienes los ojos de Beatriz, y ni que decir de sus pecas y cabello rojo.

El patito feo y el príncipe [Jamie Flatters]Where stories live. Discover now