El patito feo y el príncipe [Jamie Flatters]

8: Bruja.

Tomo de mi café sin mucho apuro.

Hoy no será un día cualquiera, claro que no. Jamie Flatters y Brianna Jones se han asegurado de que así sea. Llueve a cántaros, el cielo es de un tenue color grisáceo, las nubes son espesas, el agua caer agresivamente contra el suelo, como si lo estuviera castigando. Un relámpago hace que sonría a gusto porque sé que un trueno le sigue.

La verdad odio los días nublados y lluviosos, los cuales son la mayoría del año aquí en Inglaterra. Por eso, cuando el cielo decide darme un milagrito, y las nubes solo lo cubren parcialmente y dejan que el sol penetre a través de ellas, lo disfruto lo más que puedo.

Pero hoy es una excepción.

Oficialmente, a partir de este día, adoro la lluvia.

Significa que hoy en la escuela todos irán directamente a sus clases correspondientes y no esperarán el sonido de la campana en el jardín o la entrada. Almorzaré e los baños como la perdedora que soy. Jamie Flatters no será visto conmigo, pero no estoy muy segura de las clases que compartimos. Por suerte, no tengo química. Y bueno, creo que también estamos juntos en matemáticas, que es mi última clase del día, pero puedo evitarla, iré a la oficina de papá y le diré que me me duele mucho la mano. Todavía la tengo vendada.

Tal vez finja llorar y eso.

El mundo está de mi parte hoy.

Lo cual es raro, me asusta un poco.

Termino de desayunar y me di dirijo a la parada del autobus. Sostengo mi paraguas mientras tiemblo del frío y espero por el medio de transporte, hoy me puse unas medias que me cubren hasta más arriba de los muslos, e incluso así no logro conciliar algo de calor. Llevo el beret de la escuela, y l0 odio, eso ya es decir mucho.

Una ráfaga de viento hace que chille por el aire gélido que trae, mi paraguas va en sentido contrario y se rompe.

Hablé muy rápido al decir que hoy es mi día.

Intento cerrar y volver a abrir el paraguas, para ver si es algo que puedo arreglar, pero lo hago en vano. No tiene remedio. Respiro hondo, al menos veo el autobús a la distancia, así que hago señas para que se detenga. No alcanzo a empaparme por completo, pero mis lentes están llenos de pequeñas gotas de agua que obstruyen parcialmente mi vista. El trasporte llega y se detiene justo delante de mí. Me subo enseguida, notando que está casi vacío.

Vuelve a ser mi día.

Me siento cerca de la salida y acomodo mi mochila en mis piernas. Me permito relajarme y disfrutar del silencio viaje, hasta que alguien se sienta a mi lado.

—¡Pero si es mi novia!

Nuevamente, retiro lo dicho: no es mi día.

No quiero voltear a verlo, ya sé que Jamie sonríe con suficiencia, como si esta situación que creó junto a Brianna fuera divertida en lo más mínimo. Él coloca su brazo sobre mis hombros y finalmente regreso a verlo. Mi sospechas se confirman al verlo con aquella expresión que me causa violencia, realmente estoy por golpearlo, pero que caigo en cuenta de que no anda solo. Justo detrás de nosotros están Britain Dalton y Jack Champion.