28: Océano.

231 22 19
                                    

¡¡¡¡¡ADVERTENCIA ADVERTIDORA QUE ADVIERTE: ESCENA SUBIDA DE TONO, NADA EXPLÍCITO, PERO SI LES INCOMODA NO LEAN!!!!!

Iba a ser parte del capítulo anterior, pero decidí separarlo para quienes no desean leer un poco de contenido semi-sexual.

...



No sé cómo terminé por quedarme dormida por milésima vez en el sofá, solo sé que mi cabeza se encuentra recostada sobre algo duro y mi mente se inunda en el ruidoso latir de un corazón. Abro los ojos de a poco, la televisión todavía está encendida y algo se remueve un poco debajo de mí, bueno, más bien alguien. Noto una de las grandes manos de Jamie abrazando mi espalda y mis piernas enredadas a las suyas.

Alzo un poco la cabeza y mi cabello obstruye mi vista por unos segundos, lo que hago es apartar los mechones rojos de mi cara con una mano cuando caigo en cuenta de que la otra está entrelazada con la de Jamie sobre su pecho.

Me sonrojo ante la escena.

Es difícil recordar como llegamos a esta incómoda posición, yo encima suyo y el con parte de su torso so te el brazo del sofá.

Él duerme plácidamente, sus largas pestañas reposan sobre sus mejillas y me tomo el tiempo de apreciar sus pecas, sorprendiendome a mí misma al posar las yemas de mis dedos sobre los pequeños puntos de melanina acumulada.

Está lleno de pecas, podría unirlas como si se tratase de una constelación. Su piel es de un tono bronceado, casi tostado, hace un contraste con mi mano pálida que me parece casi gracioso.

Su boca está medio abierta, con una pequeña separación entre sus labios.

Suspiro, se ve tan inocente y me transmite paz su tranquilidad, una jamás pensaría que detrás de esta cara tan atractiva se esconde un loquito del centro.

—¿Ya te cansaste de venerarme, Luci?

Trato de no asustarme al ser atrapada en el acto. Sonrío después de unos segundos ante el apodo.

—Tampoco te creas tanto, Jimmy.

Intento levantarme pero él me sostiene con fuerza. Abre los ojos y trato de no caer en el océano azul de estos, temo no saber nadar ante una tormenta y terminar por ahogarme, aunque esa no sería una manera tan atroz de morir.

Flotando en el agua.

—Wow—frunzo el ceño ante su mirada de sorpresa.

—¿Sucede algo?

—Aún no dejas ir mi mano—automaticamente mi atención va a lo que acaba de nombrar. Y en efecto, no es él quien se encarga de mantener nuestras manos unidas, soy yo.—Y con lo mucho que no te gusta...

Escucho mi propio corazón retumbar en mis oídos.

—Hace frío—me invento una excusa, suelto su mano como si acabara de tocar metal hirviendo—, y tú estás caliente.

Le dedicó un pequeña sonrisa nerviosa.

—Caliente en varios sentidos.

—¿Qué?

—Eres extrañamente inocente cuando te lo propones.

Ah.

En este momento probablemente estoy con el rostro rojo en su entereza.

—Tú siempre eres un sucio, no hay necesidad de que te lo propongas.

—Siempre y cuando se trata de ti—afloja su agarre y aprovecho para alzarme un poco más y desenlazar nuestras piernas.

El patito feo y el príncipe [Jamie Flatters]Where stories live. Discover now