El accidente

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Preparo la mochila y salgo corriendo, llorando. Corriendo hacia un sitio no exsistente. Un sitio invisible. Un lugar donde nadie me vea. Donde pueda huir de todos. Donde pueda desconectar. Desconectar de todos. De cada uno de ellos. Huyo pero no sé hacia donde ir cuando estoy corriendo. No sé qué hacer. Que camino elegir. Necesito saber donde están. Se me ocurre que puedo ir a casa de mi tía Ash y corro para allá, aún con lágrimas. Llamo a la puerta. Ella me abre la puerta y se asusta al verme así.
—¿Donde están?
—¿Quien?
—Mis padres. Tu hermano. No vuelven a casa — digo mientras noto mis lágrimas caer— estoy preocupada hace ya más de media hora que se retrasan y no me contestan a las llamadas.
—Quédate a dormir aquí y mañana por la mañana veremos si podemos tener contacto con ellos, sino, cuando hayan pasado 48 horas denunciaremos su desaparición—comentó con toda serenidad— tú tranquila. Ves a echarte un rato cariño.
—Pero mamá y papá no están, les ha pasado algo. ¿Como lo dices con tanta tranquilidad? ¡Puede que tu hermano esté muerto!
Vi como sus ojos se llenaban de lágrimas. Mi tía es muy joven y quiere mucho a mi padre. Ella es como yo. Cuando me pasa algo a la única persona a la que quiero acudir. Ella es una de las únicas de las que me entiende. Por eso aprecio tanto que seamos tan cercanas. Aprecio que pueda llamarla tía. Mi tía. La quiero mucho. Pero nada supera el amor que tengo hacia mi mejor amiga Luna. Ella es la que me dice que hacer, la que me da consejos para seguir adelante. Ella sabe incluso antes que yo de la forma en la que reaccionaré.
Pero si hay alguien que supera el amor de Luna, ese es Nico, mi perro. Es un Pomerania, lo amo con toda mi alma.
Y no la he llegado a conocer, porque está en la barriga de mi madre, pero mi futura hermana Anni. Estaba muy feliz de tener por fin una hermana pequeña.

Me desperté. Más bien, mi tía me despertó. Me dijo que teníamos que ir al hospital. En ese instante fue cuando até cabos; mis padres están desaparecidos y me avisan de que he de ir al hospital urgentemente. Por muy obvio que sea, no quiero pensar. No quiero pensar en que mis padres están heridos. Mientras vamos para allá, no puedo llorar más. He llorado tanto, y estoy tan preocupa, que ya no me salen las lágrimas. Tengo la cara hinchada y roja, sobretodo los ojos. También estoy temblando. Y no es de frío. Solo tengo ganas de saber donde están mis padres y disculparme por nuestra pelea más reciente. Sobretodo con mamá.
Tengo que pedir perdón por haber hecho tantas cosas malas. Por haberles decepcionado y no haber sido la hija que quisieron tener. Lo único que recuerdo es llegar a una sala de espera y solo esperar a que saliera un médico. Esperar, esperar y esperar. Hasta que se llevaron a mi tía. Cuando volvió, estaba llorando.
—Dime que te han dicho.
Me cogió de la mano y se sentó a mi lado.
— Cariño, antes de nada has de saber que los accidentes pasan, y que no pasa nada.
—¿Que les ha pasado?
—Tú madre...han tenido un accidente de coche. Mi hermano, tú padre está inconsciente pero respira, a parte de romperse el brazo izquierdo. Y tú madre... ella se ha ido.
¿Sabéis que dije que no podía llorar más, que ya no me salían más lágrimas? Pues si que podía llorar más. Mucho más. No podía pensar en nada mas que no iba a tener a mi madre. Y lo último que le dije fue << ¡Déjame hacer lo que quiera, yo soy yo, no soy tu! Déjame en paz.>> Me siento vacía. No puedo describir lo mal que me siento. Que me siento terriblemente fatal, es muy poco. Toda la tristeza del mundo es poca.
Nunca había estado así.

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Los primeros capítulos están un poco aburridos pero los siguientes se ponen buenos ❤️

Los polos apuestos se atraenUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum