Entrarías al labavo de chicas

11 4 13
                                    

Llegamos a la discoteca. Entramos y había mucha gente. Y cuando digo mucha es mucha.
Gente bailando.
Gente cantando a todo pulmón la música.
Gente bebiendo.
Gente coqueteando.
Demasiada gente.
—Header, limítate a estar a mi lado, no te sueltes de mi mano o te vas a perder. ¿Quieres beber algo?
—No, pero gracias.
—Está bien, traeré lo que yo quiera. Siéntate en esta mesa y por favor no te muevas o vayas a algún sitio. Ahora vuelvo,  ¿ok?
—Ok. No tardes mucho porfa.
Ahí estaba yo, en una mesa de discoteca tapándome las orejas por el ruido. Un chico se sentó en el sillón de delante de la mesa. Era rubio con ojos azules.
—¿Te molesta el ruido?
—¡Mucho!
—Entiendo. También me pasa. ¿Oye, vienes mucho aquí?
—No, de hecho es la primera vez.
—Has de probar los chupitos.
—Nunca he probado el alcohol...
—Hazlo.
—No creo que deba...
Ese primer chupito de convirtieron en tres más. Creo que ya estaba bastante borracha y comencé a sentirme diferente. Me dolía la cabeza pero bebía más para que no doliera.
—Ven a bailar.
Me extendió la mano y se la di, aún sentados. Justo en ese instante apareció Ross. Se sentó a mi lado y posó su brazo por mi hombro para que preciara que éramos pareja y que se fuera, pero no fue así.
—Vete imbécil.
—Vete tú chaval, que dejas a una chica sola en un lugar así.
—Iba a buscar bebidas para ella inútil.
—Vamos.
El chico tiró de mi mando para adelante y yo para atrás, causando que se soltaran. Me miró extrañado.
—¿Prefieres a este chico que te ha dejado sola antes que a mi?
—Aunque parezca raro, si.
—Me ha salido tonta la niña esta.
—¿¡Perdona!?
Y se fue sin más. Quise perseguirlo, darle una patada y decirle cuatro cosas. Pero no solo a él. Una chica, amiga de Ross, se sentó con nosotros. Ellos hablaban mucho y yo sobraba. Entonces decidí ir al baño para no molestar. Pero a Ross no le sentó bien.
—¿A donde te crees que vas? Te vas a perder.
—Voy al baño...me encuentro un poco mal.
—No voy a dejar que vayas sola. Vamos.
¿Que estaba pasando? ¿Tan borracha se me veía que no podía ir sola? Y, si iba al lavabo era para alejarme de ellos, no para que Ross viniera.
—Puedo ir sola. Quédate con ella.
—No.
—Que si pesado.
—Que no pesada.
—Si.
—¡Que no jope! ¿Y si te pasa algo? ¡Alguien te puede secuestras Header!
Me cogió del brazo y me apretó bastante, para ser realistas, parecía muy enfadado, y por algo que técnicamente yo no había hecho. Me llevó al lavabo y se paró allí y por fin me soltó.
—Te espero aquí, y como tardes mucho me pienso ir sin ti, que lo sepas.
—Si tardo mucho seguro que entras al lavabo aunque sea de chicas.
—Mentira.
Di un par de carcajadas y él se rió por lo bajo. Lo mire y el hizo lo mismo. Se quedó quieto y apartó su mirada rápidamente. Qué raro que es este tío.

Los polos apuestos se atraenOnde histórias criam vida. Descubra agora