IV: Presagio ligero como pluma

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AUTOR: honorariobimbo (Ao3)

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A Vash the Stampede no le importa que lo toquen.

Es probablemente lo másdesconcertante de él.

Pasas suficiente tiempo contando las cicatrices que conoces, las que supones que están allí, y asumes que si hay un tipo que retrocederá ante una mano o apretara el gatillo a la sombra de una, sería este tipo. Y tendría toda la razón al hacerlo. Claro, si este hubiera sido el caso, significa que Wolfwood habría caído al suelo con una bala entre los ojos en el momento en que se estrelló contra el asiento del autobús al lado del Tifón Humanoide. 

Lo cual hubiera sido algo bueno, tal vez. Podría haberles ahorrado a ambos el resto, el plomo llenando sus zapatos más y más cada día, la cruz que lleva impresa en sus hombros como si al conocer a Vash finalmente hubiera hecho evidente su peso real, había hecho que el peso de la moneda en su bolsillo fuera todo. 

Por desgracia, habría sobrevivido incluso si Vash hubiera tirado en el momento en que se había acercado demasiado, porque Vash es particularmente bueno en una cosa, y eso de ser particularmente bueno habría evitado lastimarlo gravemente, de cualquier manera.

Quizás es lo más desconcertante de él.

Lo que le molesta de la forma en que Vash agradece el contacto como si fuera natural dar algo así tan libremente es que no debería ser así.

¿Qué hombre en su sano juicio querría tener manos sobre sí mismo, después de que todas esas manos le hubieran hecho mierda? Claro, el propio Wolfwood tampoco rehuye el tacto, pero eso se debe a que generalmente es lo suficientemente molesto y desagradable como para que las manos puedan mantenerse solas en un lugar. 

Vash no es así. Vash es como un agujero negro en el centro de la humanidad más suave. Pasa diez minutos con el tipo y averigua cómo es en realidad, y lo tendrás en tus manos antes de que puedas recordar que se suponía que debías estar cagado de miedo ante la mera idea de mantener contacto visual con él.

La gente simplemente le pasa el brazo por los hombros, lo empuja de un lado a otro, le golpea la nuca con las palmas de las manos o le aprieta la espalda con tanta fuerza que Wolfwood siente lástima por simpatía. Un tirón, un empujón y otro tirón, como si fuera una muñeca viviente, la cual estuviera destinada a ser abusada o utilizada según el género de destrucción que la humanidad prefiriera en ese día.

Es desconcertante, porque Wolfwood sabe que eso es exactamente lo que es.

Un ser más allá de su comprensión, que muy probablemente posea habilidades que nunca llegará a presenciar, tal vez el futuro catalizador de la inmerecida absolución de la humanidad o su inevitable perdición. Se trata y se valora a sí mismo como si no fuera más que un montón de malas hierbas secas que crecen en el desierto, esperando a ver si lo arrancarán antes de que lo atropellen.

A Vash the Stampede no le importa que lo toquen.

Eso pone nervioso a Wolfwood, porque si no puede contar las cicatrices en su cuerpo, puede contar los fantasmas que se ciernen sobre él, en sus ojos, en la forma en que sabe cómo se sienten la mayoría de los dolores, cómo moverse, esquivar, dar un paso al costado y respirar a través de cosas que nadie debería promulgar en otro ser vivo.

A Vash the Stampede no le importa que lo toquen.

Y de alguna manera también molesta a Wolfwood porque sabe que no debería importarle una mierda la forma en que la gente lo toca o la forma en que lo recibe o no. 

Pero lo hace. Le importa una mierda, contra todo pronóstico y su propio sentido de autoconservación. Le importa saber si a Vash simplemente no le importa o simplemente deja que suceda, la forma en que permite que la humanidad se salga con la suya con cualquier cosa con la cruda esperanza de que pueda ser algo bueno. Le importa si Vash deja que la gente lo toque porque le gusta o si los deja solo para tener algo para contrastar la violencia que generalmente se ejerce sobre él. A él sí le importa si Vash quiere que lo toquen o si ya ni se da cuenta, si siente dolor de la forma en que a veces nota que tu pecho se eleva cuando inhalas demasiado profundo, siempre, nunca desaparecido, una realidad de tu ser, pero solo se nota cuando se lo señala con la suficiente dureza que no puede evitar prestar atención.

✖ Fics collection (VashWood) ❌Where stories live. Discover now