✖ Fics collection (VashWood) ❌

XVII: La profanación no es más que una forma de adoración

AUTOR: DJubilant (Ao3)

(Normalmente no hago esto, pero será una excepción. Solo quiero decirles una cosa. Lean, no traguen amigos, lean con calma cada parte, disfrutenlo, creanme, será mejor de esa forma. Ahora sí, espero que les guste)

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La canción de la radio es una balada de amor, metálica y gorjeante como puede ser la música antigua. Lo muestra, en sí mismo, como una forma de amor. Ser escuchado, escuchado por tantos, a lo largo de años y décadas y aún estar tan arraigado en la vida de las personas que lo comparten con sus seres queridos y aquellos que podrían estar pasando: un pequeño momento en el frenesí que es una vida en Noman's Land.

Lo escuchan venir del puesto de periódicos, y Wolfwood se acerca para comprar un paquete de cigarrillos y un periódico, un solo billete mientras le dice al chico detrás del mostrador que se quede con el cambio. Regresa a su lugar original, un porche sombreado cubierto de flora seca que se marchitó y murió hace incontables años a causa del sol. Sería triste, pero a Wolfwood no le queda mucho para sentir tal emoción. 

Tiene hasta la puesta del sol para terminar su trabajo, prometiéndole a Vash que se detendrá, después de esto, ahorrarán suficiente dinero para salir de esta ciudad. No es mentira, de verdad. Toma confesiones, pequeñas habitaciones en la parte trasera de los bares y el callejón ocasional. Algunas de las personas que acuden a él necesitan una mano reparadora, otras buscan ser rotas por un poder superior.

Les habla a todos: un terapeuta glorificado con cuello de pastor, arrancado de la camisa de otro para hacer una gargantilla sagrada glorificada y bastarda. No pertenece a ninguna cosa, hombre o deidad, pero la ilusión aún permanece.

Esto no sería un problema si su motocicleta no se hubiera averiado en medio del maldito desierto. No sería mayor problema si en aquel lugar tuvieran un puto mecánico que tuviera las piezas a mano. Wolfwood no ha pasado un día en este pueblo despertándose sin un suspiro en sus labios. Cada día que se quedan aquí, más se acerca a querer caminar hacia un lugar sin civilización. Mantenerse tan lejos del camino lo está afectando.

El silencio constante, el zumbido de los problemas de la gente del pueblo y las actividades del día a día... Wolfwood sería atrapado muerto en una zanja antes de admitir que estaba creciendo en él. Solo existía el problema de la multitud de bandas del desierto que intentaban constantemente tomar el control de la ciudad. Más de una vez en este punto, ha tenido que ahuyentar a un grupo de ellos por tratar de fugarse con su bicicleta. Con su sidecar. Con la hija del panadero.

Realmente ha sido una pesadilla, quedarse allí en esa ciudad atrasada, esencialmente haciendo justicia de los vigilantes mientras Vash hace trabajos ocasionales aquí y allá. ¿Quién sabía que Vash era bueno arreglando techos y pisos? No Wolfwood. Todavía no está seguro de cómo sabe todos los entresijos de la plomería, pero les permite pasar algunas noches más en la posada junto al taller mecánico, y eso es todo lo que le importa a Wolfwood. Incluso si Vash regresa a la habitación todas las noches, cubierto de aceite y sudor y con una sonrisa estúpida en su rostro que combina perfectamente con su tono cuando anuncia "¡Otro día de trabajo duro!".

Realmente hace que Wolfwood quiera salir huyendo.

***

— ¡MALDITOS CARROÑEROS! — Wolfwood brama, un disparo sale aullando del cañón de su ametralladora, un fuego pesado y rápido arroja la arena mientras un bandido esquiva y serpentea por el desolado páramo como un sidewinder, llevándose la rueda trasera. Se había dado cuenta de que se estaba quedando sin aire y había levantado su bicicleta para hacer un poco de mantenimiento él mismo.

Ese fue su primer error.

Arrojando la cruz de Punisher, saca una de sus pistolas, una fuerte, plateada de 1911, brillante y cromada, con una bonita incrustación de madera negra en la empuñadura. Es un buen tiro, algo para acabar con el tipo de escoria que le roba la llanta a un hombre mientras está sacando humo de un tanque de gasolina.