Capitulo 6

23 5 6
                                    

Josh, el acuerdo.

De entre todas las personas que Ana esperaba encontrar ese día en la calle, Josh era el menos pensado. Lo suyo no terminó de la mejor manera, y la última vez que hablaron fue hace casi tres meses, no por falta de oportunidad.

Ninguno de los dos parece saber qué decir. Josh lucia agitado y nervioso, aunque Ana puede percibir de dolor en su rostro.

No sabe cómo Josh la encontró, o porque razón está allí, así que le pregunta.

—¿Qué haces aquí?

—Trabajo en la librería de la otra calle, vi cuando entraste. —Responde Josh.

—No tenías que seguirme. —Dice Ana

—Tenemos que hablar. —Dice Josh

Ana olvidó lo insistente que podía ser Josh, no se irá sin decir lo que sea que lo llevo allí.

—Bien, habla. —Dice Ana

—No tienes que hacer eso. —Dice Josh.

—¿Hacer qué? —Dice Ana.

—Portarte como si nos odiaras a todos. —Dice Josh.

Ana empieza a decir algo, pero Josh la interrumpe.

—Me pediste que hablara, ahora escucha.

Josh cierra los ojos y tomo aire, como si necesitara valor para continuar, luego sigue.

—Lo siento, sé que estuviste muy sensible luego del accidente y me porte como un imbécil al dejarte sola, con todo ese dolor. Debí quedarme junto a ti, entender que me apartaste porque te estabas rompiendo. Debí ayudarte a juntar los trozos en lugar de ofenderme. Debí insistir, llamarte, visitarte. Debí hacer todo lo que podía para que supieras que jamás estuviste sola, yo... lo siento tanto Anastasia.

Luego de meses tratando de contactar a Anastasia y al fin encontrarla por casualidad, Josh se sentía desesperado. No podía dejarla ir de nuevo.

Ana trata de mantener su rostro inexpresivo, quiere saltar de la silla y abrazarlo, decirle que pare de disculparse porque ella es la única responsable de todo lo que paso, que él jamás hizo nada para herirla, que desearía volver el tiempo atrás y actuar de un modo distinto, así no lastimaría tanto a todo el mundo.

Pero no podría hacerlo, Josh es un buen chico y merece a alguien mejor que ella. Alguien que no esté roto

—Josh yo...

—Aún no termino, sé que lidias con mucha culpa todavía, lo entiendo, puedes hablarlo conmigo. Aunque ya no salgamos podemos ser amigos, los amigos se apoyan en momentos difíciles.

La mesera trae la comida de Ana, Josh pide una bebida, se ofrece a pagar toda la cuenta y la acompaña a desayunar en un cómodo silencio. Al salir, Josh es el primero en despedirse.

—Ana. —Dice él

—¿Sí? —Dice Ana.

Josh se acerca y toma su mano.

—Prométeme que lo pensaras. —Le dice.

De pronto Ana recuerda todas las veces que caminaron por esa misma calle de la mano para ir al parque, al cine, a su casa, y lo feliz que era entonces. Desea sentirse así de nuevo por un momento, y lo abraza.

—Te aviso cuando llegue a mi casa. —Dice Ana sobre su hombro.

—Si me dejas respirar, quizá llego vivo a casa y te responda. —Bromea Josh.

Los dos se quedan así, abrazados, por un largo rato hasta que solo se separan, y cada uno camina en dirección distinta por la acera.

Para Ana el trayecto a casa está bastante tranquilo, al llegar, se siente tan bien que casi olvida el asunto del paquete y a El Socio. Pasa a saludar a la señora Hernández al llegar al edificio, que aprovecha su buen humor para regalarle unas galletas decoradas con crema y frutas.

Apenas son las diez de la mañana cuando llega a su casa. Ana enciende su laptop para oír música y deja el reproductor en aleatorio, de entre las pilas de libros saca Cementerio de Animales, de Stephen King, mientras la melosa voz de Nina Simone canta de fondo, al ritmo del saxofón.

I put a spell on you

Cause you're mine

Duh-duh-duh-duh-duh-n-d-uh-duh-uah...

Ana se quita los zapatos, se sirve algo de tomar y va a sentarse al rincón de la ventana, pero algo duro bajo los cojines le molesta en la pierna.

....Duh-duh-duh-duh-duh

I love you

I love you

I love you

I love you really high and wide...











Las Pesadillas de AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora