〖𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥 𝟐〗

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—Ellos estarán bien.

Escuchaste de parte de Mujika esas palabras, te estabas quedando quieta, observando como ellos se habían esfumado, una parte de ti quería correr hacia ellos y no soltarlos, no eras egoísta, pero querías que se quedaran, pero las cosas no eran así, ellos debían ir con los suyos, aunque hayan prohibido el consumo de carne humana, sabías que alguno se aventuraría a desafiar esa orden y sería peligroso para ellos; no querías que su esfuerzo fuera tirado a la basura.

Aún recordaste las palabras que Norman te había dicho, le gustaste, pero aunque iniciaron gustándose, esperabas ese amor, amor que aún no existía porque claro, eran jóvenes para saber el concepto de ese sentimiento.

Por otro lado, Emma apareció junto a sus hermanos, aún preguntándose, ¿cuál era el precio de la promesa? Ella no lo recordaba, pero sentía que debía ser importante, todos estaban alegres y festejando, a excepción del albino que dejó una parte de su corazón contigo, aunque le gustas, no era un sentimiento más haya, por lo menos no ahora.

"La recompensa la tomaré cuando..."

¿Cuánto tiempo pasó? Unos tres años para ser exactos, tres años desde que los niños de Grace Field fueron al mundo humano, tú seguías pensativa mientras mirabas el cielo azul, sostenían un pequeño libro entre tus manos, perdida entre tus pensamientos, alguien se sentó a lado tuyo.

—¿Qué es lo que piensas?—preguntó Mujika.

—¿Crees que ellos nos recuerden?

—Seguro que sí, si es que no hay más cosas inundando su mente—sonrió—. Pero eso no es lo que perturba tu mente, ¿qué es?

—Siento algo extraño, desde hace años, cada vez se va intensificando con fantasías mías, pero... Aún pienso en lo que Norman me dijo, él me gustaba.

—¿Te gustaba? ¿Quiere decir que ya no?—cuestiona.

—No, digo, me gustaba porque siento que eso se intensifica.

—Entonces, estás enamorada.

—¿Eh?—sonríes—. No lo creo, mírame, ¡Es imposible!, digo, él es humano y yo, bueno, un demonio, él está en su mundo y yo en el mío.

—Pero el sentimiento está ahí.

—Sí, pero no quiero que siga esa ilusión.

Por otro lado.

—Ni sé qué estoy pensando, es imposible—dijo frustrado.

—Aunque solo la conociste poco, ¿cómo es posible?—preguntó el azabache.

—No sé, es que sentí que la conocía, no sé de dónde, pero... ¡Ah! Imaginaciones mías, solo sé que ya es imposible—se sienta—. Ella está allá y yo aquí.

—¿Pero lo quieres, no?

—Claro que sí—respondes.

—¿Por qué tardaste en decirlo?

—Necesitaba pensar las cosas—responde él.

—¿Por qué te gusta?

—Sus ojos, su risa, la textura de su cabello y su tez única—responden al mismo tiempo—. Sentí que me entendía, lo que sentía era único.

—Y ¿entonces?—preguntan.

—Me enamoré...

—¿Pero ahora?

—Ahora la/lo amo...

"... Cuando ambos acepten lo que sienten"

—¿Eh?—dijiste confundida—. ¿Dónde...?

𝐍𝐢𝐧̃𝐚 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚| NormanWhere stories live. Discover now