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Para ir al pueblo humano nesecitaban cambiar de forma, Alemania para eso nesecitaba la ayuda de su padre, pues aún no podía hacerlo bien por sí mismo. Si los humanos les veían en su forma salvaje, ¡Uy! ¡La que se iba a liar!

-Respira, relajate.

Reich guíaba a Alemania por el camino que llevaba a su transformación, el era muy bueno haciendolo, pues con los años viene la experiencia.

-𝗖𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼. -Dijo con autoridad, queria mandar al puma interior de Alemania, quería que este entendiera que debía obedecer a sus superiores.

No obtuvo respuesta, así que dirijió la órden nuevamente.

-¡𝗖𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼!

Su puma interior entendió la órden, y empezó a transformarse en humano. Sus huesos se reacomodaban y su pelaje desaparecia. Cuando su padre lo ayudaba era un proceso tranquilo y sin absoluto dolor.

-Ya está.

-Gracias padre.

Al rato subieron a la camioneta, ya los dos con su forma humana. Reich encendió y condució el vehículo, bajando cuidadosamente la montaña. Era un camino estrecho y boscoso, y debía bajarse con cuidado. No era apto para un aprendíz de manejo.

Al llegar al pueblo humano todo era diferente, humanos por todas partes, autos... ¡Muchísimas cosas nuevas! Algunas que le intimidaban al jóven puma. Alemania de inmediato se acordó de sus libros y le preguntó a su padre si podía ir a por unos cuantos.

-Padre, puedo ir a comprar unos libros? -Preguntó con un particular y tierno brillo en sus ojos.

-Claro hijo, estaré en el supermercado.

Reich al entrar al supermercado compró muchas cosas, verduras y frutas, carnes, carbohidratos y cosas dulces. Es decir, cosas que contengan azúcar. Malvadiscos, rebanadas de pastel, caramelos, ect. Y carbohidratos eran panes, pastas, ect. También compró algo de leche y jugo de naranja, junto con un refresco.

Mientras tanto Alemania se dirigia a la biblioteca, y al entrar compró unos libros que le llamaron la atención. Entre ellos uno de supervivencia, no quería morir si se alejaba de su padre tres centímetros.

Reich compró abrigos y mantas, eso sí; Que no vengan de animales. Odiaba pensar como esos animales podían llegar a tener ese horrible destino... siendo abrigos de un humano.

También compró unas cuantas cosas de aseo personal, no querían agarrar mal olor durante la temporada de caza. Pasta dental, shampoo y jabón.

Alemania al salir de la biblioteca vió un árbol de mangos, exquisito manjar que no podía ser encontrado en el bosque. Logró tumbar algunos y atraparlos antes de caer pero... en la punta más alta de ese árbol vió dos grandes y apetitosos mangos.

Sin perder el tiempo escaló el árbol, y justo cuando terminó de trepar vió a su padre pasar con las compras. Es decir, como cuando tu madre te encontraba, o te encuentra, usando el celular a las tres de la mañana.

-Alemania! Que carajos haces allá arriba!? Te puedes caer!! -Pobre Reich, ese hijo suyo le iba a sacar canas.

-Tranquilo padre, tengo todo bajo contro- AH!

Bam! El sonido de una fuerte caída retumbó en el suelo, su padre solo pensaba que no podía dejarlo solo por un segundo por que ya se metía en problemas. Típico niño distraido que ve una mariposa y sale corriendo a perseguirla.

-Alemania!!

-Agh...T-tranquilo, estoy bien...

-Pudo haber pasado algo peor!!

-Al menos tengo los mangos, ¿No? Ten! -Exclamó el menor dandole uno de los dos mangos grandes que había ido a buscar.

-....Te salvas que me encantan los mangos. -Dijo el mayor con los ojos entre cerrados.

ℂ𝕠𝕣𝕒𝕫𝕠𝕟 𝕀𝕟𝕕𝕠𝕞𝕒𝕓𝕝𝕖Onde histórias criam vida. Descubra agora