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Mientras tanto todos estaban distraidos con Reich, Alemania ya estaba organizando su plan de escape. Era simple, salir del sótano ir a por papá y salir de allí. Empezó a tirarle zarpasos a la puerta de madera, una de ellas las dirigió a la cerradúra y esta se abrió.

-Bien, ahora solo tengo que encontrar a papá y salir de aquí! Super facíl. -Susurró para sí mísmo.

-Oye padre, ¿no es ese el puma? -Preguntó el finlandés.

-EL PUMA! -Gritó Rusia.

-Mierda... -Dijo Alemania.

Todos salieron corriendo de la habitación, Alemania usando sus habilidades para no ser visto. La familia entera tomó su forma de osos, menos Finlandia, el tomó la de un ave.

Alemania en un descuido de los soviéticos entró al cuarto donde se encontraba su padre, atado a una cadena que estaba clavada en la pared.

-Padre!!

-Alemania tienes que salir de aquí!!

-Pero no puedo dejarte!

-No, si puedes! Corre!

-No padre yo-

-¡¡Que corras he dicho!!

Ya para cuando Alemania se dió la vuelta ya estaban acorralados por los soviéticos, ahora gigantescos osos. Rusia se acercaba a Alemania y Urss a Reich con una correa de puro cuero, y unas espinas que él mismo había diseñado, para hacerse "Respetar".

Rusia tomó a Alemania de la nuca y se lo llevó de vuelta al sótano, y Urss pidió que lo dejaran a solas con Reich. El ceño fruncido de Urss y su lenguaje corporal no traía nada bueno, menos que cargase una correa de cuero.

Urss chocó los dos extremos del látigo causando ese sonido tan aterrador... "¡Plack!", un sonido realmente digno de una pelicula de terror.

Los ojos de Reich se abrieron como platos, ese sonido le traía muy malos recuerdos; En su juventud fué atrapado por humanos y llevado a un circo. El se oponía a hacer trucos, que aparte ni bien los alimentaban.

Pero cada vez que no hacía caso... "¡PLACK!" Recibía no uno, ni dos, ni tres latigasos; recibía muchísimos latigasos hasta el cansancio del domador.

Aveces aunque obedeciera o no hiciera nada malo lo azotaban y golpeaban solo por diversión... hasta vidrio le ponían a la escasa comida que le ponían aveces. Lo maltrataban tanto hasta hacerlo sangrar...por suerte muchos meses después logró escapar, por eso aquel trauma.

-¡¡Arrodillate!! ¿¡Trato de ser bueno contigo y aún así intentas escapar!?

-....

Reich se arrodilló aterrado, Urss lo tomó fuertemente del mentón y le obligó a subir la mirada, para así verse directo a los ojos. Urss vió que los ojos del contrario estaban aguados y cristalinos, así que rió con burla para levantar su brazo y prepararse para azotarlo.

La cabeza de Reich miraba al suelo, y justo antes de que le diera el latigaso miró el suelo debajo de la cabeza de Reich. ¿Gotas? Si, efectivamente, pero no era agua. Eran lágrimas.

Urss se sorprndió un poco y se agachó para así quedar a la altura del contrario, hizo lo mismo del mentón, pero considerablemente y muchísimo más suave. Ciertamente, Reich estaba llorando. Llorando del terror, del miedo, del dolor que sentía por todo su cuerpo después de la persecusión.... de esos horrendos recuerdos que le traía el ser azotado.

-Hey... no llores... tranquilo... -El mayor pasó su mano por la espalda del menor, y debajo de su pelaje pudo ver incontables sicatrizes de ser azotado.

Reich se mantenía sumiso y con la cabeza baja, no se atrevía a emitir un solo sonido, después de tocar unos recuerdos y una parte emocional tan sencible para él no se atrevía a ser el mismo tigre de hace un rato.

-....¿Circo?

Preguntó Urss, sabía todo lo que los animales sufrían allí, y que merecían tener una vida mucho mejor, llena de libertad. A esto Reich solo pudo asentir con la cabeza.

Urss se dió cuenta de que no podía hacerle más daño a esa criaturita indefensa, más bien, debía protejerlo, pues los tigres de Amur están en peligro de extinción.

-No te haré daño Reich, nunca lo haré... -Dijo el mayor abrazando al menor.

-G-gracias...

-No tienes nada que agradecer, Reichy.

Ya estos estaban felices y unidos en un cálido y protector abrazo, pero... ¿Qué pasó con Alemania? Ay la que le espera, ese plan de escape no había sido el mejor.

ℂ𝕠𝕣𝕒𝕫𝕠𝕟 𝕀𝕟𝕕𝕠𝕞𝕒𝕓𝕝𝕖Where stories live. Discover now