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URSS miró a Reich de una forma amenazante, la forma en la que los Alfas miran a sus menores. Se enojó aún más al ver que el felino también le miró así, él era un macho Alfa que estaba para dar órdenes, no para que se las dieran a él. Reich tomó una postura segura de si misma, y soltó involuntaria forma algunas feromonas de Alfa.

El soviético rió levemente ante esto, e imitó el comportamiento contrario. Habían entrado en una muestra de dominancia. Solo quedaba ver quién resistía más ante la presencia del otro. URSS sabía claramente que Reich estaba acostumbrado a dar órdenes, ser respetado, guiar a su manada por el mejor camino posible, tener privilegios, pero entre todo eso ser amado y querido por su manada.

Sabía que era un golpe duro para él tener que someterse a otro macho Alfa, y que si lo hacia, no dudaría para siempre. Al ver que el menor no sedía, empezó a gruñír, y el contrario le imitó. Pasó de ser muestras como soltar feromonas, gruñír y tener compostura cuando el soviético se empezó a acercar, con ganas de invadir el espacio personal del otro.

Reich intentó retroceder cuando vió esto, no quería que esto pasara a mayores, pues ya había pasado a invadir el espacio contrario, lo siguiente eran daños y lastimarse físicamente, no quería que un gigantésco oso lo devorase, era demasiado jóven, según él. Siguió retrocediendo, pero sabía que ya no le quedaba mucho espacio.

Llegó hasta una pared de piedra, y encajó justo en una parte donde era rodeada por dos piedras medianas, perfectas para encerrarlo con los brazos. El soviético notó el error contrario, y aprovechó esto para darse el lujo de emanar un aura más aterradora; Una dominante, imponente y autoritaria. Reich nunca había visto alguien tan domianante en su vida entera.

No tienes idea... —Usó la voz de Alfa, causándole escalofríos al pobre felino.

Finalmente encerró al contrario en aquellas dos piedras, poniéndo ambos sus tonificados brazos en las piedras. Fué acortando más y más el espacio, Reich gruñó en respuesta, pero al oso no le importó. Siguió hasta que sus respiraciones chocáron, y al estar tan cerca del cuello contrario susurró en su oído.

No tienes idea de cuanto quiero hacerte mío ahora mísmo. —Reich tembló en su sitio cuan conejito indefenso, haciendo que el contrario sacara una leve risa amenazante y seductora.

Se limitó a morder la oreja contraria, observándo con gracia cómo este ya tenía la cola entre las patas. Con cuidado desabrochó la camisa del felino, dejándo descubiérto su abdomen, el cuál estaba cubierto por un pelaje blanco, que no poseía anaranjado ni rayas, como el resto de su cuerpo.

También bajó un poco la camisa para exponer sus hombros, y en ellos plantó delicados y cuidadosos besos húmedos, subiendo por el cuello y bajándo por el abdomen, costilla y cadera. Quería hacerlo suyo ahora mísmo. Pero en el fondo sabía que Reich no la estaba pasando bien, para nada bien, estaba muy asustado.

—No te preocupes, Reich. No te haré daño, sé lo difícil que es para tí. —Dijo el mayor con un suspiro delicado, poco a poco dejándo a Reich salir de su agarre.

Cuando porfin se separaron, se miraron algo tímidos por aquella salvaje y primitiva muestra de dominancia que acaban de hacer, se disculparon y sonrieron genuinamente; URSS por que Reich ya no seguía asustado de él y Reich por que conservaría su cadera y espalda por un día más.

ℂ𝕠𝕣𝕒𝕫𝕠𝕟 𝕀𝕟𝕕𝕠𝕞𝕒𝕓𝕝𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora