I. Chico misterioso

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LILI:

Estaba esperando mis maletas en la banda del aeropuerto, cuando mi celular vibró en mi bolsillo.

-¿Hola?- contesté sin mirar la pantalla.

-¿Ya has llegado?- preguntó mi hermano del otro lado.

-Ya, estoy esperando mis maletas.

-Perfecto, llego en 5- dijo y colgó.

Cogí mis maletas y me apresuré hacia la salida del aeropuerto, no lo veía, así que estaba por llamarlo nuevamente, cuando veo un auto muy particular acercarse y aparcar justo a mi lado.

-¡Pulga!- me saludo mi hermano mientras bajaba del auto a toda velocidad para después cargarme -¡Pero qué mona estas, enana!

-Yo siempre Ferrari- dije picandolo, y parece que funcionó porque me ha bajado de una.

-Ja ja, muy graciosa Lilian Torres.

-¡Oh vamosss! No te enfades- dije abrazándolo otra vez- te he echado de menos-

-También te he extrañado, ahora sube al auto, para poder ir a casa- dijo mientras subía mis maletas al auto.

Una vez cerrado el maletero, subió al auto y arrancó.

Todo el camino hacia la casa fueron risas y cantos por nuestra parte a todo pulmón, que ni siquiera me percate que no íbamos a su típico apartamento.

-Me mude hace poco- explicó al ver mi cara de confusión y yo solo asentí.

Al llegar, me ayudo a bajar mis maletas y las llevo hasta una habitación. 

-Bien, esta será tu habitación, espero te guste- dijo prendiendo la luz, dejando ver un cuarto bastante amplio, lindo y acogedor.

-Claro que sí, es muy lindo, muchas gracias Ferri- dije besando su mejilla.

-¿Tienes hambre?- preguntó dejando mi maleta en la cama.

-Un poco- contesté. Eso de salir de clases, ir a casa por tus maletas y correr hacia el aeropuerto para no perder el vuelo había sido algo cansado.

-Bien, desempaca y acomodate mientras bajo a hacer la cena- asentí y se fue.

Abrí el ropero y comencé a meter ahí mi ropa, la verdad viajariamos dentro de poco, pero no toda la ropa que traje es funcional para el lugar al que iríamos, así que debía separarla.

-¡Lili! Ya está la cena, baja- gritó Ferran desde la cocina.

Dejé de hacer mis cosas y bajé.

-Que bien huele- dije entrando a la cocina.

La verdad que mi hermano era bueno cocinando, pero claramente no se lo diría en su cara como tal, se le subirían los humos.

-Aquí tienes- dejó un plato de comida frente al taburete en el que estaba sentada.

Se sirvió y se sentó junto a mí. Comenzamos a cenar, mientras platicabamos de nosotros, debíamos de ponernos al corriente, habían pasado demasiadas cosas desde la última vez que vine.

Luego de cenar y lavar los trastes,  ambos subimos a la planta alta de la casa, donde se encontraban las habitaciones.

-Bien, mi habitación es la última del pasillo, llámame si necesitas algo, a cualquier hora, no importa; si quieres comida, abajo hay, no debes pedir nada, estas en tu casa. Ahora te dejo para que descanses- besó mi cabeza y se dirigió a la puerta.

-Por cierto- volvió a hablar - saldré en la mañana, tengo que ver algo antes de irnos, espero no tardar, de igual forma, eres libre de hacer lo que quieras. Ahora sí, descansa Lili.

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