XXVIII. Lo que necesitaba

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PABLO:

Salí de la habitación, sé que hice mal, pero era mucha información que procesar y no podía quedarme un segundo más ahí. Escuché cuando me llamó para volver, pero no lo hice, no quería que me viera llorar.

No sé cómo llegué al jardín del hospital, pero estaba completamente vacío, algo que agradecí internamente. Me senté debajo de un árbol y fue ahí donde me rompí, comencé a llorar como un niño pequeño, no podía creer todo lo que me acababa de decir, por todo lo que había pasado, no podía ni imaginarla así; pero fue entonces cuando todas las piezas del puzzle encajaron, el porqué Ferran no la dejaba conducir sola en Qatar, su discusión en la renta de autos, la conversación entre Eric y él, todo cobraba sentido ahora... pero... ¿Por qué no me dijo nada antes? ¿Acaso no confía en mí?

Una llamada a mi móvil, interrumpió mis pensamientos. Era mi hermana.

-Hola Aurora, ¿qué pasa?- dije en cuanto atendí.

-¿Cómo va Lili?- preguntó.

-Bien, ella despertó hace un rato y los médicos dicen que va a estar bien- dije.

-¿Por qué no te escuchas feliz? ¿A caso no lo estás?

-Claro que lo estoy, solo que- me aclaré la garganta -estoy en un hospital, no puedo gritar ¿Recuerdas?

-Mentira... ya dime qué tienes, anda- pidió.

-Nada Au, estoy bien, ahora si me disculpas, debo volver.

-Está bien Gavi, saluda a Lili de nuestra parte- dijo antes de colgar.

Claramente no volví, me quedé un rato más ahí en el pasto dándole vueltas al asunto.

Luego de tranquilizarme, finalmente hice lo que le había dicho a mi hermana, volver con mi novia.

-¿Se puede?- pregunté abriendo un poco la puerta después de tocar.

Ferran y Sira estaban con ella, se veía algo decaída y mi corazón se contrajo un poco, por no decir demasiado.

-Adelante Gavi, pasa- dijo Ferran.

Me quedé en la entrada de la habitación en silencio unos segundos, esto se estaba haciendo incómodo, ya que nadie decía ni una palabra.

-Amore... vamos a ver a Eric- dijo la morena luego de unos minutos.

Ferran hizo cara de confundido y luego de que Sira le señalara la puerta con la mirada, este asintió.

-Oh, si, si, ahora volvemos- dijo levantándose de la silla para besar la frente de su hermana y salir de la habitación.

-Suerte- me susurró Sira al pasar a mi lado.

‐¿Qué haces aquí? Pensé que te habías ido a casa- dijo mirándome finalmente.

-¿Y dejarte?- pregunté.

-Lo hiciste hace un rato- dijo por lo bajo, sin embargo, alcancé a escucharla. 

-Y lo siento, de verdad que sí, es solo que todo lo que me dijiste me cayó como balde de agua helada- me sinceré.

-Lo sé y-

-¿No confías en mí?- la interrumpí.

-¿P-por qué preguntas eso? Claro que confío en ti.

-¿Entonces por qué no me lo dijiste antes?

-Porque no sabía como ibas a reaccionar, tenía miedo- dijo cabizbaja.

-Lo sé y lo siento- dije acercándome a su camilla -pero ya estoy aquí y no pienso irme a ninguna parte- hablé antes de besar su frente y me senté en su cama.

 𝐑𝐄𝐃Where stories live. Discover now