𝐑𝐄𝐃

XXXIII. Viaje

LILI:

-Te veo en tres días- le dije a Pablo.

Nos encontrábamos en el aeropuerto para volver a España, Pablo iría unos días a casa con sus padres, yo por mi parte volvería a Barcelona al trabajo a pesar de la insistencia de Pablo para acompañarlo.

-Salúdame a tus padres y a Aurora- pedí.

-Lo haré, te aman, incluso creo que más que a mí- dijo haciendo puchero.

-Anda ya, que te va a dejar el avión- hablé.

-Por supuesto que no, quiero decir, mírame, ¿Qué avión dejaría a Pablo Gavi?- dijo con aires de superioridad.

-Egocéntrico- rodé los ojos divertida.

-Así me amas- sonrió con autosuficiencia.

-No puedo negarlo- suspiré -Ahora anda, que es la tercera llamada a tu vuelo- repetí.

-Bien, te veo en tres días pelinegra, te amo- dijo antes de besarme.

-También te amo, Pablito, cuídate. 

Pablo cogió su maleta y se dirigió a abordar el avión no sin antes besar mi cabeza por última vez, yo fui a mi sala de abordar a esperar mi vuelo.

-¿Qué haces aquí?- dije al salir del aeropuerto.

-¿No puedo venir por mi hermana?

-Sabes que no me refiero a eso.

-El entrenamiento es en media hora, así que anda que llegamos justos- dijo apresurado tomando mi maleta.

-Buenas tardes para ti también- dije irónica mientras subía al carro para emprender camino al entrenamiento.

-¡Pero miren quien ha vuelto!- dijo Xavi en cuanto me vio.

-Hola Xavi, es bueno verte.

-Lo mismo digo, Lili- me saludó.

Los chicos me saludaron conforme subían las escaleras, era bueno estar de vuelta.

Al finalizar el entrenamiento, Ferran me llevó a casa, ahí hice videollamada con Pablo y saludé a su familia, los cuales me pidieron ir a visitarles lo más pronto posible.

Los días se pasaron rápido, ya que al dejar algunas cosas pendientes antes de irme tuve con que entretenerme.

•••

Hoy llegaba Pablo en unas horas, así que decidí empezar a cocinar para tener la comida lista a su llegada, conecté mi celular a los altavoces y con mi playlist de fondo comencé a cocinar.

-Real reconoce real, yo real nací y real me muero- comencé a cantar -Maldito dinero, como te odio, hijueputa, te quiero, te adoro-

-Y te amo- dijo una voz detrás de mí.

Cogí un sarten que estaba a mi alcance y me giré apuntando con éste.

-¡Wow, wow! Tranquila- alzó sus brazos.

-Joder Pablo, que puto susto- dije bajando el sarten.

-¿Qué pensabas hacer con eso?- se burló.

-Pegarte una ostia tal vez- sonreí irónica -¿Hace cuánto que estás ahí?- pregunté.

-Desde que la canción empezó- sonrió inocente.

-¿Y no pudiste decir nada?

-Lo hubiera hecho, pero estabas muy concentrada cantando- besó mi mejilla y se dirigió a la nevera por agua, yo rodé los ojos.