XXVII. La verdad

309 30 0
                                    

Me desperté al sentir caricias en mi cabello.

-No quería despertarte, lo siento- dijo una voz.

-¡Lili! ¡Despertaste!- dije incorporándome rápido de la camilla -Llamaré al doctor-

-No hace falta, vino hace un rato a verme.

-¿Y por qué no me dijo nada?

-Le pedí que no te despertara ¿Estuviste toda la noche aquí?- preguntó.

-Desde que me enteré, siendo sincero. 

-Ve a casa, debes descansar- pidió.

-¿Y dejarte? Ni de coña- negué.

-No me va a pasar nada, tranquilo- dijo tratando de calmarme.

-No, aquí me quedo, no pienso irme a ningún lado- dije firme.

-Pablo... debes ir a casa... ¿qué hay de tus padres? Vinieron el fin de semana a estar contigo y y-

-Mis padres están bien, me han pedido que los mantenga al tanto de cómo estás, no tienes que preocuparte por ellos- dije interrumpiendola.

-Buenos días Ga- dijo una voz entrando a la habitación -¡Pulga! Estas despierta ¿Cómo estás? ¿Te duele algo? ¿Quieres algo?

-Estoy bien Ferri, tranquilo. Pablo se quedó conmigo toda la noche.

-Así es; yo me la pasé entre habitaciones, pero él no se despegó de ti ni un minuto- dijo Ferran.

-Ve a casa a descansar un poco- pidió nuevamente mi novia. 

-Per-

-Sin peros, Ferran se quedará conmigo ¿verdad?- dijo viendo al susodicho. 

-Lili tiene razón, haz estado aquí desde ayer, ve a descansar un poco, yo me quedo con ella- habló Ferran.

Finalmente luego que Lili insistiera en que debía ir a descansar, llamé a papá para que viniera por mí.

Me despedí de mi novia con un beso en su frente y me fui a casa a ducharme, a  comer algo y dormir un poco.

Luego de eso, acompañé a mis padres y a mi hermana al aeropuerto.

-Mantenme informada de Lili, Pablo- pidió mi madre al despedirse de mí -Es una chica muy maja-

-Lo es- coincidió mi padre.

-No la cagues con ella- dijo Aurora y la miré mal.

Esperé que abordaran el avión y me pedí un taxi para ir de vuelta al hospital. 

LILI:

-Deberías ir a descansar tu también- le dije a mi hermano.

-Estoy bien- me dijo.

-¿Hace cuánto fue tu última comida?- pregunté. 

-No lo sé, el café que me dio Sira ayer.

-¡Ay por favor! Hasta yo sé que el café no cuenta como comida- dije.

-¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué te dejara sola y me fuera a comer?- preguntó irónico.

-Si- contesté.

-Pues no, no te voy a dejar sola.

-Bien, entonces llama a Sira, que venga y te vas a comer y fin del problema- dije.

-No voy a llamar a Sira.

-Entonces le llamo yo- lo reté.

-Que no.

 𝐑𝐄𝐃Where stories live. Discover now