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Charles y ella cada vez salían más, tenían citas según Mick y eso me estaba jodiendo la maldita mente.

¿Por qué tuve que comportarme como un idiota?

No podio dejar de pensar en ese momento donde huí como una un cobarde, "por miedo a lastimarla" claro esta que la lastime mucho más al irme sin razón alguna.

Meses antes...

La carrera había culminado y había ganado, quedando en primer lugar, no podía ocultar mi felicidad y se volvió aún más grande al ver a mi princesa celebrando en el paddock. Llevaba unos pantalones de mezclilla a las cintura y una blusa corta blanca de vestir, con atención analice cada parte de ella en segundos, esperando a recibir mi trofeo entre miles de aplausos.

Sus labios rojos y sus pestañas rizadas, aplaudiendo al igual que el resto, mostrando una linda y perfecta sonrisa, el brillo en sus ojos y tal cuál como una niña pequeña brincando de emoción.

Recibí el trofeo y lo elevé entre mis manos, gritando de emoción por tener una victoria más, siendo especialmente significativa porque mi princesa estaba ahí, celebrando conmigo.

Junto con mis compañeros empezamos a rociarnos con champagne, gracias a la euforia y adrenalina recorriendo mi cuerpo, me estiré y le pedí a mis compañeros que me ayudaran a subirla al podio junto conmigo, entre la multitud y nuestra fuerza la subimos.

Ella risueña me abrazo y beso mi mejilla, hasta que Nico empezó a mojarnos con champagne, acción que imitó Lewis, humedeciendo ambos con la espumosa bebida.

-¡Suelta a la niña!- gritó Hamilton entre risas, haciendo que me sonrojara al igual que ella.

Entre todos empezamos a jugar con el licor, humedeciendo a cada uno. Después de la desastrosa celebración nos dirigimos a nuestras respectivas entrevistas y demás, cumpliendo con lo que debíamos hacer.

Había perdido de vista a Adelaide, pero me informaron que estaba en mi habitación secando su ropa.

Me encamine hacia mi habitación muerto de ganas por besarla y decirle que esta victoria llevaba su nombre de por medio. Sin embargo, en el transcurso me encontré con algunos reporteros, quienes se abalanzaron a preguntar sobre el acercamiento con la hija de Michael Schumacher.

Y fue cuando el miedo me invadió, la prensa la iba a hacer trizas, personas ajenas a nosotros intervendrían en lo de nosotros, sin mencionar lo que pensara Mick, Michael y Corinna, mi manager se preocuparía por mi carrera y no por nuestro sentir. Había mil peros de por medio y no sabía si ambos podríamos sobrellevarlo.

Llegue a la habitación aún con una tormenta en mi mente, esperaba poder calmarla al verla, sin embargo, mi corazón se estrujó al ver su inocente sonrisa al verse en el espejo con una de mis camisas de RedBull.

-Pequeña...- dije con una ligera brisa de alegría.

Corrió a mis brazos y rodeó mi cuello, se separó para poder unir nuestras frentes mientras acariciaba mi rostro y sonreía de oreja a oreja. Sonrisa que no pude corresponder, no en su totalidad al menos, tomé su cintura y cuando sus labios rozaron los míos, sentí el impulso de besarla pero mi mente no paraba de darle vueltas al asunto.

-No.- fue lo único que salió de mi.

-¿Perdón?- confundida se alejo un poco y su cara ahora precia preocupada.

-Esta mal, princesa.-

-¿De qué hablas?- sus ojos comenzaron a ponerse rojos y sus manos a temblar.

-No podemos estar juntos.- ahora su mirada estaba perdida y nublada por gotas de agua. -Tú... Tú deberías de salir con, con personas de tu edad.-

-No me hagas esto, por favor.- las lágrimas escurrían.

Intente acércame a ella para abrazarla pero se alejo bruscamente, trato de secar sus lágrimas pero seguían saliendo sin control. Compartíamos el dolor y ahora yo también quería unirme a su llanto.

-Adelaide, escúchame.- me acerqué a ella y nuevamente se alejo.- Princesa, sabes que te quiero mucho, podría decir que te amo, pero...-

-¡¿Pero?! ¡¿Cuál es tu maldito y jodido pero?!- no podría culparla por su reacción.

-Tranquila.-

-Vete a la mierda...- secó sus lágrimas y tomó su bolso. -Cuando amas a alguien no lo lastimas, tú lo dijiste ¿qué no?-

-Sí, pero también dije que cuando amas a alguien tienes que protegerlo.-

-¿Sabes qué? No quiero que me protejas si eso implica joderme la vida.- se encaminó a la puerta abrazándose a sí misma.

-Princesa.-

-No, Sebastian, no te atrevas a llamarme así.- llego a la puerta y se detuvo antes de abrirla.

Corrí hacia ella y la abrace, esta vez no se alejo y me correspondió, escondiendo su rostro en mi cuello, sorbiendo e intentando calmar su llanto.

-Desearía poder odiarte...-

Su voz rota casi como nuestros corazones, por impulso bese sus labios, pensando que sería la última vez.

Ella se marchó y yo quedé con vacío enorme.

...

Actualidad.

Verlo con ese niño me partía el alma, pero al fin y al cabo, yo fui quien acabó las cosas. Era mi puta culpa y ahora me arrepentía, quería tenerla en mis brazos, llenar su rostro de besos y pedirle perdón de rodillas.

Pero el miedo inundaba mi cuerpo, impidiendo que pudiera dar el paso, tener la iniciativa e ir tras ella.

Hoy era una de esas noches donde había una cena familiar y ella lo había llevado a él, a Charles, tomados de la manos y relativamente felices.

¿Estaba mal que quisiera joder eso?

No lo tomen a mal, simplemente que los celos me mataban, el dolor y remordimiento me torturaban, la quería conmigo. Quería ser yo quien le diera esa alegría y secara sus lágrimas.

Él era un imbécil, después de todo mientras hablaba con mi princesa también se veía con esa tal Charlotte.

De hecho, ambos éramos unos imbéciles. Yo por dejarla ir y él por tener a otra.

Y mientras los veía juntos, parecer una pareja, caí en cuenta que yo podía ser él. Por primera vez en mi vida, no tenía que pensar con la cabeza, sino con el corazón.

¿Cliché? Definitivamente, pero no cambia que en este preciso momento, tras el dolor y lágrimas. No me puedo permitir perderla, podia perder mi carrera, ganas fama y quizá también algún problema con los Schumacher, pero estaba dispuesto a hacerlo si lograba tenerla a mi lado.

Sí podía desperdiciar el resto de mi vida a su lado, estoy dispuesto a hacer hasta lo imposible.

Solo por ella.






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ᴹʸ ᴮᴱᴸᴼⱽᴱᴰ

My little girl - Vettel!Where stories live. Discover now