16|El regreso de las rubias, volumen II.

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Diana.

Por el reposo de Tom sólo les queda un día a los chicos para promocionar, así que casi no los veo. Ellos están concentrados en las entrevistas y en evitar el tema de "Tom y el viagra" que ahora se ha vuelto la noticia del momento. Yo tengo que ayudar al jefazo y a las chicas de las producciones, tengo que llevar papeles, soy delivery y toda la cosa.
Por eso el único momento en que realmente nos miramos las caras entre todos es cuando estamos en el aeropuerto. Pero joder con la vibra tan incómoda que llevamos.
Georg no puede mirar a Mack, Mack no puede mirar a Tom, Tom no puede mirar a Gustav, Gustav no quiere mirar a Bill, Bill no puede mirarme a mí y yo sí que puedo mirar a todos. Por eso me he dado cuenta de la situación tan graciosa que se ha formado.

Nos subimos al avión y nos sentamos en diferentes lugares. Mack y yo por fin estamos juntas, Tom y Bill los inseparables se van, mientras Georg y Gustav no tienen más remedio que sentarse juntos.
Mack y yo decidimos no hablar de las cosas que sucedieron hasta que lleguemos a Alemania, preferimos hacer un maratón de trece horas viendo películas de Disney y cuando me llega un mensaje de una de mis compañeras diciendo que tenemos una exposición el lunes para Anatomía, quiero llorar de frustración y me pongo a estudiar la información que me toca dar.

Cuando llegamos a Alemania el papá de Mack ya la está esperando y es la oportunidad perfecta para correr con ella. Me despido de los chicos tan rápido como puedo, ellos sonríen cabizbajos y se van en la camioneta del jefazo. Toda mi cabeza da vueltas alrededor de lo que pasó con Tom. Siempre el desgraciado de Tom. Incluso cuando es lunes y estoy a mitad de la exposición dónde mi queridísima profesora nos humilla a mí y a mis compañeros de exposición, no puedo dejar de pensar en Tom y en lo que sucedió la noche que casi se nos muere.
Porque sus manos estuvieron en muchas partes de mi cuerpo, y podría estar malinterpretando –otra vez– la situación. Digo, iba a caerme al suelo y probablemente tener una contusión por idiota, pero Tom impidió que eso pasara. No hay nada malo o raro en eso...¿O sí?

Y antes de que pueda seguir haciéndome escenarios en mi cabecita, mi profesora culmina con su extensa recapitulación de cómo no debe ser una exposición.

—No estamos en la secundaria, compañeros —nos manda a sentar con tan sólo un movimiento de su mano y los cinco corremos de inmediato a nuestros asientos. Ella suspira y se pellizca el puente de la nariz—, y como estoy demasiado decepcionada de ustedes, dejaremos la siguiente exposición para mañana.

Todos se ríen y suspiran de alivio, yo no puedo evitar rodar los ojos con molestia. Si tan sólo me hubiese tocado exponer un día después, no me habrían humillado tanto. Y con lo que me gusta que me humillen.

—Oh, se me olvidaba —estoy a punto de salir del salón, pero me regreso al escuchar sus palabras—, la investigación se entrega mañana.

Exhalo para no levantarme y  ahorcarla, camino hacia afuera del salón y le envío un mensaje a Bill, porque increíble o no, hemos vuelto a ser los de antes.

D<3
Bill, me vas a matar.

Billy.
Sí, muy probablemente.
¿Qué pasa?

D<3
Mucha tarea, no iré a la práctica. 🥹

Billy.
😭😭😭😭😭😭😭😭

D<3
Lo siento mucho, pero otro día será.
Salúdame a los demás, un bessooooo.

Billy.
Dice Georg que si nos dejas por algún (cito textualmente) prostituto barato que acabas de conocer?!?!

Al diablo las rubias. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」Where stories live. Discover now