35|Monsoon.

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Tom.

No recuerdo mucho de la fiesta de Dian. Después del bendito torneo de los tres magos, hicimos el Yule Ball dónde Di bailó con cada hombre de la fiesta y casi ahogo a Aaron en la fuente de chocolate cuando puso sus manos en mi Dian. Bill se negó al principio, dijo que no era bueno bailando, que vergüenza y mierda y media, pero al final terminó aceptando porque bueno, era la fiesta de Di y nada se le niega a la cumpleañera. Papá John trajo un pastel y cantamos «Feliz cumpleaños» en todos los idiomas habidos y por haber. Es broma, sólo cantamos en alemán y en español.

Dian no bebió mucho porque su madre estaba muy atenta a ella, lo que me hace pensar en que debería recordarle a Katherine que debe hablar con Di sobre su salud.
Estaba muy emocionado porque fuera hora de terminar la fiesta para irme con Dian a casa y completar otro paso de mi lista, pero todas mis ilusiones fueron aplastadas cuando su familia se la llevó a la casa donde se quedan para pasar más tiempo con ella. No me malentiendan, estoy muy contento de que Dian vuelva a unir los lazos familiares y todo eso, pero también estoy muy triste porque yo también quiero estar con ella.
Me invitaron, pero desde que me di cuenta que sus tíos y tías no hablan ni inglés ni alemán supe que iba a ser una noche muy complicada, decliné la invitación con la excusa de que al día siguiente tenía las premiaciones.

Premiaciones que por cierto están vomitando gente por todos lados, cuando llegamos la gente grita nuestro nombre en coro y me siento completo al ver a las fans con carteles y la cara pintada con estrellas o el logotipo de la banda. Corinne se pone manos a la obra y me ayuda con el vestuario de hoy, también arregla las trenzas, corre a toda velocidad para pasarle el maquillaje de Bill a Tina y se desmaya en el sillón del camerino.

Estoy muriéndome de los nervios, porque no quiero que Dian se moleste conmigo por enfrentarla a un millón de personas en el escenario y también espero que David no me asesine por desobedecerlo. La vida es un riesgo y tampoco es como que tenga muchas ganas de vivir, así que.
Salimos del camerino y nos dirigimos a los asientos que nos asignaron para observar las premiaciones, sé que Dian está detrás del escenario porque ella siempre está ahí. Saludo a muchas personas y la mitad son totalmente desconocidas para mí, cuatro o cinco chicas intentan coquetear conmigo y yo me vuelvo ciego. De verdad, totalmente verdad.

Estoy temblando cuando pronuncian «Mejor banda del año» y segundos después nos presentan junto a otras bandas más. No sé qué me pone más nervioso, si el premio o la cagadísima que me va a dar David después de la presentación. Bill hizo el trabajo sucio y le preguntó discretamente a los organizadores si podíamos tocar dos canciones, ellos aceptaron por gracia divina, así que después de tocar "Dark Side of the Sun" vamos a subir a Di al escenario para que cante. Joder, que nervios.

—Y el ganador es...—la presentadora, una mujer de unos treinta y tantos, abre el sobre color negro y saca un papel, lo extiende con una lentitud tortuosa y sonríe a la cámara con una felicidad exagerada—...¡Tokio Hotel!

Bueno, y era de esperarse.

Los cuatro nos levantamos de nuestros asientos y caminamos hasta las escaleras que nos llevan al escenario, Georg pasa su brazo sobre mi hombro y da palmaditas de ánimo, claramente mis nervios se notan desde la luna y más allá, el problema es que no sabe la verdadera razón.

Cuando estamos en el escenario le agradecemos a la presentadora que se va muy contenta detrás del escenario, miro hacia su dirección para ver si Dian también está por ahí y efectivamente, está de pie y una sonrisa enorme adorna su rostro. Bill y yo le dijimos que después de los premios iríamos a celebrar su cumpleaños a algún bar, la convencimos de que debía llevar un vestido para que no sospechara y se me está cortando la respiración porque se ve preciosa.
La voz de Bill se escucha lejana mientras agradece, yo sólo puedo estar concentrado en una sola cosa y son los ojos cafés más bonitos del planeta tierra.
Desde que salgo con Dian me siento con una felicidad desbordante, no hay nada que arruine mi buen humor porque sé que pase lo que pase, tendré a Di a mi lado en el final del día. Sé que soy un exagerado porque cada vez que pienso en ella, quiero entregarle el mundo entero y hacerla feliz cada segundo de su vida, es imposible, porque no estoy siempre con ella, pero intentar darle lo que puedo es suficiente para mí.

Al diablo las rubias. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt