41|Voy a hacerlo por ti.

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Tom.

Nunca había dolido tanto.

En realidad, nunca había dolido. Me siento muy miserable y a pesar de que dije que nunca le rogaría a ninguna mujer, ahora mismo desearía ir a casa de Dian y rogarle que se quede en Alemania conmigo.
Paso una mano por mi rostro, frotando mis ojos para despertarme un poco. No he dormido casi nada, por lo de Di, por la noticia, por los preparativos de la maldita gira y porque los chicos hablan muy fuerte y mi humor cada día es peor, tenemos claro el porqué.
Georg está platicando cómo es que él y Mack volvieron a su no sé qué, yo picoteo ni desayuno y Bill piensa que no me doy cuenta de las muecas que le hace para que se calle y no nos cuente su fabulosa vida amorosa. Gustav, pues Gus ha desaparecido de nuestras vidas para siempre y se la pasa en casa de Emma.

—Y ella me dijo «está bien, tienes otra oportunidad» ¡No sabes lo increíble que me sentí, Bill! —vocifera Georg y golpea la mesa repetidas veces muy emocionado. Yo no puedo dejar de pensar en que así me sentía tan sólo hace algunos días—. ¿Qué? ¿Qué te pasa, Bill? ¿Por qué me estás haciendo esas ca...?

—Ya vete, vete antes de que ahogue tu cabeza en ácido —le dice Bill y entonces cuando los volteo a mirar se están gritando inaudiblemente—. Que te vayas.

—Ya, ya —Georg levanta las manos en el aire en señal de rendición y desaparece mientras refunfuña en silencio.

Bill y yo nos quedamos en la mesa, suspiro y estoy listo para volver a mi habitación, pero la voz de mi hermano me detiene.

—¿Cómo estás con eso? —no sé a qué de todo se refiere, pero como acabo de llegar de ver a David por lo de la noticia nueva que salió sobre mí, pues me imagino que se refiere a eso.

—Bien, fui a disculparme y David me está ayudando con toda esa mierda de los paparazzi —informo, pero me doy cuenta que Bill se pone un poco incómodo cuando menciono el nombre de nuestro mánager—. ¿Qué? ¿Qué te pasa?

Se rasca la nuca y de inmediato tiene mi atención.

—Hablando de David, hay algo que...—balbucea, mueve sus manos tratando de explicar y yo frunzo el ceño—...Se supone que Dian iba a venir anoche a verte para decírtelo, pero clara–

Lo interrumpo —¿Ella te lo dijo? ¿Cuándo fue eso? ¿La llamaste o fuiste a verla?

—Fui a ver–

—¡¿Fuiste a verla?! —no estoy molesto, simplemente muy sorprendido y quizá un poco molesto—. ¿Y por qué no me lo dijiste? Pudimos haber ido juntos y–

—Y Dian no nos hubiese abierto la puerta a ninguno —pone los ojos en blanco y me doy cuenta que tiene razón. Apenas si pudo responder a mi última llamada anoche—. Y ella no me habría contado nada.

—De todos modos hablamos y me contó lo de David, lo que ya sabíamos, no sé qué más tendría que decirme —me levanto de la silla porque es lo último de lo que quiero hablar, pero somos hermanos y gracias a nuestra –como dice Di– conexión mística de gemelos se que Bill quiere decir algo más, me doy la vuelta y lo observo con sospecha—. Bill...

—No sé, no sé por qué no vino a hablar contigo, pero si ella no te lo va a decir, yo sí —toma aire y al momento de suspirar comienza a hablar—. Es que resulta que David la hizo escoger entre si dejarte ir a la gira o dejar su carrera y le dijo acerca de que los demás sí queríamos ir para convencerla, Dian no quería que dejaras la banda porque eres un terco de mierda, pero de todos modos cuando Di no eligió la despidió, pero a nosotros nos dijo que renunció por su puesto en Reino Unido.

Ese maldito hijo de puta. Yo sabía que él le había dicho algo más, digo, si la hizo creer que «provocaría mi fracaso» claramente pudo haber dicho cualquier otra estupidez para que ella me dejara.

Al diablo las rubias. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」Where stories live. Discover now