𝟓𝐁 | 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 𝐈 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐃 𝐘𝐎𝐔 [ 𝒕𝒉𝒆𝒐 𝒓, 𝒊𝒔𝒂𝒂𝒄 𝒍 ] ✔

[17] ✰ the maidens of gevaudan

CAPÍTULO DIECISIETE┆LAS DONCELLAS DE GÉVAUDAN

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"ESA CARTA EN ALGÚN MOMENTO llegaría a las manos de unas jóvenes. Unas cazadoras hábiles que luego se habrían enfrentado a la Bestia armado con nada más que una pica y una flecha con la punta de acero.

La azabache caminaba por el bosque acompañada de su fiel amiga castaña, mientras ambas intentaban cazar algo por el bosque, aún siendo de día.

Serían conocidas por la historia como las Doncellas de Gévaudan. Pero sus nombres reales eran MarieJeanne y Lizzie".

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Lizzie suspiró ante los húmedos besos que dejaba su novio Thomas en su cuello, pasando sus manos por su marcado abdomen desnudo, mientras él movía sus caderas contra las de ella, entrando y saliendo de ella para embestirla.

Enredó sus piernas en su cintura, y ambos gimieron ya que eso hacía que estuviera más adentro. Thomas se alejó de su cuello, poniendo sus manos a los costados de su cabeza para seguir con sus movimientos, acelerándolos en momentos pero luego siguiendo lento y profundo, lo que la volvía loca.

Aprovechando que la casa estaba sola, ambos se permitían soltar gemidos sólo un poco más altos que de costumbre.

Y mientras que ella arqueaba la espalda al sentir que se venía, el azabache solo se enderezó, echando la cabeza para atrás, soltando un último gemido mientras que daba ligeros y torpes movimientos antes de salir de ella, acostándose a su lado, ambos agotados tras tal calurosa mañana.

Sus respiraciones eran agitadas, y les tardó unos minutos poder hablar finalmente.

—Eso fue... —intentó decir Lizzie.

—Estupendo —terminó Thomas por ella, y a ambos les fue inevitable sonreír. La volteó a ver antes de abrazarla por la cintura, entrelazando sus piernas—. Te amo.

—Yo también te amo —contestó Lizzie abrazando su pecho, a lo que él le dio un corto beso en los labios.

Se quedaron en esa posición un rato, en un cómodo silencio mientras se apreciaban el uno al otro. Él jugaba con su cabello y ella trazaba líneas sin sentido por su muy bien trabajado abdomen.

—¿Eres real? —preguntó en un murmullo Lizzie, con tranquilidad en sus ojos y voz.

—Sí —respondió Thomas, un tanto extrañado por su pregunta—. ¿Por qué?

—Es que tanta perfección y belleza no es normal —bromeó Lizzie jugando con su cabello, mientras él soltaba una risa.