𝟓𝐁 | 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 𝐈 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐃 𝐘𝐎𝐔 [ 𝒕𝒉𝒆𝒐 𝒓, 𝒊𝒔𝒂𝒂𝒄 𝒍 ] ✔

[39] ✰ wolves of war

CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE┆LOBOS DE GUERRA

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JOSIE BEBIÓ DE SU TAZA DE CAFÉ, antes de sentir unas manos en su cintura seguido de unos besos en su cuello, a lo que sonrió, echando la cabeza a un lado.

—Buenos días —tras morder el lóbulo de su oreja, Theo dijo, antes de separarse para ir a sacar otra taza—. ¿Por qué traes mi camiseta?

—Porque me gusta verte así cada mañana —Josie sonrió con picardía, refiriéndose a su abdomen descubierto, mientras dejaba la taza a un lado.

Theo le dio una sonrisa coqueta, dejando la taza en la isla de la cocina antes de acercarse a su prometida para besarla dulcemente, y entre risas ahogadas por sus besos, la sentó en la encimera atrás de ella, haciendo que lo abrazara por el cuello para acercarlo más a ella, en lo que él pasaba sus manos por sus muslos.

El momento tuvo que acabar cuando tocaron la puerta, y Theo bufó al saber quién era.

—Me daré una ducha aprovechando que Jen todavía duerme.

—Okey.

Mientras él se separaba para subir las escaleras en dirección a su cuarto, Josie bajó de la encimera para cruzar la sala e ir a abrir la puerta, encontrándose con su hermano que la esperaba.

—Vístete y vamos.

Y mientras que Chris subía a la camioneta, Josie y Scott subieron a sus motocicletas para ir en busca del nuevo adolescente que necesitaba su ayuda.

¿Razón por la que hacían eso? Había un chico de 16 años, solo, que huía para salvar su vida. No podía verlos, pero escuchaba cómo se acercaban. Tenían armas, ballestas... Lo estaban cazando.

Comenzó una noche de luna llena. Algo lo atacó, lo mordió, y eso cambió su vida. Lo cambió todo.

Alec siseó de dolor, apoyado en el suelo, escuchando unos golpes y como los disparos cesaban, y entonces, dos cuerpos aparecieron, con sus ojos brillando de un color escarlata.

Los suyos brillaron de su color ámbar.

Scott y Josie miraron a Chris, que también los miró, antes de ir hacia el chico que tenía una flecha clavada en su pierna.

Josie le dio una mirada tranquilizadora antes de agarrar la flecha, ejerciendo algo de fuerza para quitársela, lo que hizo que gritara de dolor.

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—¿Cómo te llamas? —preguntó Scott al estar en el vehículo. Chris conducía.