13

299 27 0
                                    

POV NICK

-Chiara…- murmuré.

Observé el vaso de whisky que estaba medio vacío. Quizá me había excedido, era el segundo que tomaba. 

Pero joder, nadie me podía juzgar. 

Había estado a punto de tocar el cielo con las manos y lo perdí todo. 

La entendía, claro que sí. Siempre supe que ella no podía estar cerca de alguien como yo, y por eso intenté evitarla desde el primer día que la vi.

Estaba tan hermosa, sentada en la segunda fila, prestando atención a la clase.

Llevaba una vincha que mantenía su cabello rubio y ondulado bajo control. De vez en cuando mordisqueaba el borde de la lapicera nerviosa, pensando quien sabe en qué. 

Sus ojos, sus labios, cada centímetro de su cuerpo. Todo me enloquecía.

Y entonces llegó el tercer año. Verla todas las semanas y no hablarle parecía una broma de mal gusto.

No lo pude evitar. 

Me acerqué, me gané su confianza y la invité a salir.

Nunca olvidaré el brillo en sus ojos cuando se lo propuse. Era tan inocente. 

Había sido un maldito idiota y egoísta al traerla a mi mundo.

Pero es que para ser sincero, jamás creí que algo así podía pasar. Y Salvador tampoco. 

Al menos él tenía la excusa de protegerla y podía vivir a su lado.

En cambio, Chiara no quería saber más nada de mi.

Lo último que supe de ella fue cuando fui a su casa. 

Y maldición, cómo olvidar esa noche. 

Sus mejillas coloradas, su respiración suave, sus ojos encendidos…

Todo en ella gritaba inocencia, y me había permitido disfrutarla. 

Cuando me pidió que me fuera, sentí que una parte de mí se rompía. 

Por un momento, cuando apoyó su cabeza en mi pecho, creí que me había perdonado y que podríamos encontrar el modo de resolver todo esto juntos.

Pero no fue así. 

Y ahora nada nos unía.

Por eso respeté su decisión, y no la busqué nunca más.

Le di un último sorbo al whisky y caminé a mi habitación.

La casa estaba en silencio y esa noche dormí deseando que su cuerpo estuviera a mi lado.






Al día siguiente me preparé para una importante cena. 

Oscar festejaba su cumpleaños y tanto Salvador como yo estábamos invitados.

Se podía llevar un acompañante, y el maldito afortunado intentaría convencer a Becca de que fuera con él. Aún no sabía si lo había logrado.

Así que, después de un mes de no tener ningún tipo de contacto con Chiara, quizá vería a su mejor amiga.

Joder, sería una noche interesante.




Horas después, vestido con un smoking negro, entré al salón. 

Recibía miradas lujuriosas de muchas mujeres que estaban allí, pero las ignoraba. Desde que Chiara había entrado en mi vida, no hacía más que pensar en ella.

Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora