Capítulo 17

336 29 0
                                    

-No cargues eso, es muy pesado- ordenó mientras me sacaba una caja de las manos.

Joder, qué denso.

-Nick, estoy embarazada, no discapacitada-

Me ignoró y subió las escaleras al segundo piso. 

Observé mi alrededor por unos instantes, mientras acariciaba mi pancita.

Así que este sería mi nuevo hogar por ahora…

Todo había sucedido tan rápido que parecía irreal.

-¿Todo bien?- su voz masculina me sorprendió.

-Si… Sólo un poco confundida- reí.

-Piensa en mí, llevo 24 hs que me enteré que soy padre- 

Solté una carcajada y él fingió ofenderse.

-Lo siento tanto, todavía no sé cómo no me odias- 

-¿Quién dijo que no te odio?- susurró y se pegó a mí.

Dios mío… 

-No me agradan tus chistes…- murmuré agobiada por su cercanía. 

Su perfume me embriagaba y no lo podía evitar. 

-Creí que eso te había enamorado de mí…- 

Joderrrr Nick.

-De nuevo tu ego- bromeé para aliviar mi tensión.

No respondió. En su lugar observó mis labios. 

A continuación pasó la lengua por los suyos y suspiré.

Esto se estaba poniendo muy difícil…

Moría por besarlo, y estaba dispuesta a hacerlo. De todos modos, le echaría la culpa a las hormonas. 

-Chiara…- balbuceó - Se que prometí portarme bien, y solo llevas veinte minutos en mi casa…-

Sonreí.

-Me encantaría que rompas esa promesa- murmuré a pocos centímetros de su rostro.

Sin dudarlo ni un segundo más, me besó.

Primero lo hizo con dulzura y luego con deseo. 

En ese beso supe varias cosas:

Uno, que había olvidado lo bien que besaba.

Dos, que ambos estábamos desesperados, y nos habíamos extrañado.

Tres, que estaba perdidamente enamorada.

Sin decirnos nada, comenzamos a repartir suaves caricias en nuestros cuerpos.

Me sentía completa, feliz y liberada.

E inevitablemente, volvimos a compartir nuestro amor. 







El resto de las semanas que siguieron, me pareció que estaba viviendo un sueño. 

Tanto Becca como Salvador estaban al tanto de que Nick y yo estábamos viviendo juntos. 

Lo primero que hicieron, fue golpear el timbre de la casa con un vino y una botella de agua.

Claro está lo que era para que tomara yo.

Mi Dios, qué feliz me sentía.

Lo único que me perturbaba es que todavía no había conseguido que Nick me hablara sobre el “negocio”.

Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora