18

318 30 0
                                    

POV Nick

-No puede ser…- murmuré completamente consternado -¿Cómo se nos escapó esto?-

Salvador caminó desesperado por la habitación, mientras despeinaba su cabello.

Esto era malo, muy malo.

Habían intentado matar a Becca. 

Ella no lo sabía, porque Salvador había detenido al maldito antes de que lo hiciera.

Carajo.

Inevitablemente pensé en Chiara y nuestro bebé.

No podían estar en riesgo. Dios, por favor.

Nos habíamos relajado demasiado, y ahora podría ser tarde.

Todo esto era por el maldito negocio… Ojalá nunca me hubiera involucrado. Quizá así tendría una vida normal.

-Le pedí a Oscar que saque dos pasajes a la isla más remota que consiga- informó.

-Perfecto- asentí-Tengo que hablar con Chiara-

-Buena suerte- bufó -Yo la necesitaré con Becca-

Joder, nos iban a odiar. Y estaban en todo su derecho.

Ahora, las alejaríamos de su vida normal para que no las maten.

-Nick- captó mi atención mi amigo -No puedes decirle nada a Chiara-

Asentí.

-Lo sé. Me va a odiar después de esto-

Él suspiró. Sabíamos que así sería. Pero era un riesgo que prefería correr.







POV Chiara

-No entiendo nada- susurré medio sollozando cuando Becca se subió al vehículo que nos llevaba al aeropuerto.

-Yo tampoco- respondió y una lágrima se escapó de sus ojos.

Nos tomamos de la mano y no volvimos a hablar. Las dos estábamos completamente destrozadas.

No podía creer que tendría que dejar toda mi vida aquí, por quién sabe cuánto tiempo.

¿Volvería a ver a Nick?

Oh no, ¿Y si alguien lo lastimaba?

Joder debía odiarlo por hacerme vivir esto, pero aquí estaba, pensando en él.



🔸🔸🔸🔸🔸


-Señores pasajeros, estamos a punto de aterrizar en el aeropuerto de Santo Domingo. Les solicitamos que permanezcan en sus asientos y abrochen sus cinturones. Muchas gracias- comunicó la voz en alto parlante.

Becca había llorado casi todo el viaje, y joder eso era mucho. Ella no solía demostrar sus sentimientos.

En cambio que yo lo hubiera hecho no era novedad.

Acariciaba mi pancita prometiendo a mi hijo que nada le sucedería, y eso me hacía sollozar más.

Estaba desbordada por tantas emociones.




Luego de buscar nuestras valijas, atravesamos unas puertas de cristal y nos detuvimos. Un hombre frente a nosotras llevaba un cartel con nuestros nombres.

Al vernos, se acercó sin dudar y nos dijo:

-Salvador me ordenó que las buscara. Las voy a llevar a su casa-

Luz y OscuridadWhere stories live. Discover now