Rueda de fuego

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Capítulo 7

¿Se han fijado en la cantidad de vueltas que da la Rueda de la Fortuna?

A veces te lleva hacia arriba, tan alto que sientes que alcanzas el cielo, y otras te lleva hacia abajo, hacia donde realmente puedes pegar los pies en el suelo y darte cuenta de que, en verdad nunca estuviste cerca de las nubes. Todo fue una simple ilusión para atraer tu mente a una trampa de revoloteos agradables y promesas incumplibles.

Nadie puede llevarte al cielo si estás encadenada a la tierra.

Nadie puede llevarte al cielo si estás encadenada a la tierra

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—¿Crees que hayan venido?

Era la quinta vez que mi hermana me preguntaba lo mismo, en las dos horas que llevábamos en la feria. Normalmente Mell era muy callada, pero sentirse parte de una operación súper secreta <<según sus propias palabras >> le estaba dando tanta adrenalina, que no sabía estarse quieta. A Elías por supuesto esto seguía sin darle una pizca de gracia, no había quitado la cara de culo desde que llegó. Parecía Shrek cuando fue despojado de su pantano.

—Voy a traer más papitas —dije a mis hermanos, logrando que salieran de su discusión entre susurros.

No habíamos vuelto con nuestra familia, ya que nos habían enviado un mensaje ; diciéndonos que irían a la función de rodeo que había cerca de ahí. A ninguno nos llamaba la atención el olor a caca de caballo y mugre, así que les dijimos que nos quedaríamos en la parte de las atracciones.

La verdad era un alivio que a mí hermano le gustaran tanto las actividades que requerían ensuciarse y esfuerzo físico. Bueno, no creo que tanto esfuerzo para él, pero, bueno se entiendía el punto.

—Ten cuidado, Daf— me dijo Eli mientras yo ponía en blanco los ojos.

—Que solo voy por papas. No van a atacarme en un lugar tan repleto de humanos. —le dije un poco fastidiada.

Entendía su preocupación, pero no es como si estuviera indefensa.

—Eso no lo sabes, así que ten mucho cuidado —volvió a advertirme, para luego dirigirse a Mell—. En cuanto a ti víbora albina de los demonios, me tienes hasta la...

Y con eso me aleje de ahí, en busca de las papas ficticias que use de excusa para salir de ese ambiente tan tenso que rodeaba a mis hermanos. De por si, Elías y Mell siempre estaba peleándose, ahora no quiero ni imaginar la riña que le caerá a mi hermanita, y con razón.

A veces se me olvidaba que a pesar de todo, un niño es un niño, y las travesuras siempre vienen de la mano. Pero en que momento se le vino a ocurrir a Mell a hacer rabietas.

Fui caminando, intentando no chocar con las personas amontonadas en el estrecho espacio que había para andar, entre los puestos de comida y los juegos. Había un calor sofocante, cualquiera se marearía a estas temperaturas. No entiendo como a los humanos les gusta tanto salir en días así. Y después me preguntan que porque prefiero la noche.

WitchbloodWhere stories live. Discover now