4 | Primera parte

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Percy observó a Noah, quien dormía profundamente. Como había extrañado ese pequeñín.

Odiaba tanto estarse perdiendo tantos momentos importantes de su vida. No había estado ahí cuando dijo su primera palabra, tampoco estuvo ahí para sostenerlo la primera vez que intento caminar. Mientras recordaba aquellos momentos amargos, escucho los suaves pasos de Annabeth yendo hacia la habitación de Noah.

—Pensé que volvías hasta el viernes —la voz de Annabeth susurro en un tono bajo.

Él alzó su rostro para poder mirarla.

—Cancelaron un par de vuelos y quise aprovechar —mintió—... Pensé que ya estabas dormida.

—Lo estaba —murmuró con un tono de voz que a él no le gustó. No había molestia en su voz, más bien era indiferencia.

—Entonces ve a descansar, en un rato te alcanzo.

—No, ya se me quitó el sueño —Annabeth dijo mientras se adentraba un poco en la habitación—. Debes tener hambre, ¿quieres que te prepare algo?

Percy sonrió internamente. A pesar de la indiferencia que podría parecer que había en ella, Annabeth todavía se preocupaba por él.

—No te preocupes, ya me preparo algo yo —respondió. Miró nuevamente a Noah y no pudo evitar sonreír—. Está tan grande.

—Sí... Estos días ha estado preguntando mucho por ti.

Por unos minutos se quedaron en silencio mientras las palabras de Annabeth le provocaron una sensación amarga en el pecho. Se estaba perdiendo del crecimiento de su hijo.

Annabeth lo miró y sin decir nada salió de la habitación, él acomodó la manta que cubría al bebé y después fue tras ella.

Al llegar a la cocina, Annabeth ya estaba preparando un sándwich. Él se sentó frente a la mente.

Annabeth puso el sándwich frente a él y dejó una taza de café para ella.

—¿Cómo te ha ido en el trabajo? —Él preguntó para romper el silencio.

—Bien —Annabeth respondió sin mucho entusiasmo—. ¿Y a ti cómo te ha ido en los vuelos?

Percy miró a su sándwich. No había mucho que hablar sobre los vuelos por el simple hecho de que él en realidad no era piloto.

Desde que se había vuelto agente secreto, él había creado la mentira de ser piloto para encubrir sus ausencias y eso había sucedido incluso antes de conocerla. Por seguridad le había ocultado a su madre y a ella cuál era su verdadero trabajo.

—Bien, pero han sido muchas horas de vuelo —dijo tratando de excusar su falta de llamadas y visitas. Aunque en realidad todo eso tenía una justificación y era que había estado muy ocupado siguiéndole la pista a uno de los líderes de la mafia de Nueva York.

Él la miró recordando la razón por la que se había saltado un par de cosas y había vuelto a casa antes. —Y... ¿Has salido a alguna parte?

—Y-yo... no. No he visto a Thalia en varios días —dijo sin que para Percy fuese claro el titubeo en su voz, así como el hecho de que había omitido su salida con Luke.

Una sensación de incomodidad se produjo en su pecho ante el último detalle, aun así no había forma de que él hiciera evidente que sabía de su salida con Luke.

—¿Y Noah, cómo se ha portado? —dijo tratando de olvidarse de su salida con Luke.

—Bien, pero... te ha extrañado mucho.

—¿Y tú? —Percy tomó su mano izquierda, al hacerlo noto que ella no estaba usando sus anillos de matrimonio. Algo se apretó en su pecho, pero contuvo la emoción—. ¿Me extrañaste?

La expresión de Annabeth cambió. Él pudo ver cómo sus ojos grises se volvieron una tormenta. Pronto ella apartó su mano para ponerse de pie sin decir nada.

Percy también se puso de pie y antes de que ella se alejara demasiado, la tomó con suavidad del brazo haciéndole saber que quería que se detuviera. Ella se detuvo y Percy soltó su brazo.

Él dio un paso hacia ella sabiendo lo muy molesta y posiblemente cansada que estaba por la situación que estaban viviendo.

—Annabeth —Percy susurró su nombre mientras se acercaba a ella para darle un beso. Él quería decirle tantas cosas. Mostrarle que la amaba tanto o incluso más que antes y que si había estado tan distante no era por falta de amor, sino que había otras circunstancias peligrosas que lo habían forzado a estar distante.

—Buenas noches, Percy —Annabeth murmuró apartándose sin responder su beso.

Él la vio alejarse y aunque todo su corazón quiso que fuera tras ella decidió no presionarla, después de todo tenía todo el derecho de estar molesta por lo que estaba sucediendo. Así, Percy esperó un rato mientras su mente pensaba en mil opciones para recuperar a su familia.

Finalmente, decidió ir a la habitación Annabeth estaba en la cama, posiblemente ya dormida, entonces Percy fue a darse una ducha, al salir de la regadera observó aún varios hematomas que se desvanecía lentamente de su piel. Así que prefirió tomar una playera y ponerse para evitar que Annabeth viera sus golpes.

Al salir del baño entró a la cama, Annabeth le daba la espalda. Él no quería incomodarla, pero la había extrañado tanto durante las últimas semanas que sin pensarlo rodeó su cuerpo con su brazo. Por los sutiles movimientos de la respiración de Annabeth, Percy noto que ella no estaba dormida. Así que no pudo más que agradecer internamente que aunque ella no hablara no lo hubiera apartado.

[***]

A la mañana siguiente Percy despertó cuando el sol comenzó a colarse entre las cortinas, al hacerlo noto que el otro lado de la cama estaba vacío. Así que se levantó y entró al baño. Unos minutos después, al salir, noto que Annabeth estaba preparando el desayuno, por lo que decidió ir a revisar a Noah.

Al abrir la puerta de la habitación, Percy vio a Noah sentado en medio de la cuna. El pequeño se encontraba frotando sus ojitos aún aturdidos por el sueño, pero pronto noto que alguien había llegado a la habitación.

Los ojos verde mar de Noah se iluminaron al ver a su padre, pronto se puso de pie dando saltitos mientras lo llamaba.

—¡Papá! ¡Papá!

—Hola campeón —Percy camino hasta él y lo alzó sacándolo de la cuna.

—Te extlañe mucho papá —murmuró el niño una vez que su padre lo sostuvo en brazos.

—Yo también te extrañé mucho... ¿Quieres ir a ver a mamá?

—Chi.

—Entonces vamos a ver a mamá.

Percy salió de la habitación con Noah en brazos para ir hasta la cocina, tan pronto llegó, Annabeth se percató de su presencia.

—Buenos días mi cielo —Annabeth pronunció con dulzura mientras extendía sus brazos hacia Noah, pero para su sorpresa, al ver su intención, el pequeño empezó a negar moviendo su cabeza mientras sujetaba con fuerza a su padre.

—¿Quieres comer? —Annabeth intentó nuevamente—. Hice tu puré favorito y hay galletas de chocolate, ven.

—No, quiero papi.

Annabeth entrecerró los ojos mientras veía como su hijo prefería los brazos de Percy a los de ella.

—Ve con mami —Percy le dijo al pequeño—. Mamá te dará el desayuno.

—No —el bebé exclamó rotundamente—. Tu papi, dame comida.

—Bien —Annabeth rodó los ojos mientras caminaba hacia la otra dirección para ir por el desayuno.

Operación clasificadaWhere stories live. Discover now