5 | Primera parte

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Después del desayuno, Annabeth se dirigió a su trabajo. Al estar Percy en casa no le fue necesario llevar a Noah con Sally.

La mañana transcurrió con normalidad en su trabajo hasta el mediodía cuando Luke se acercó a ella.

—Hola, ¿cómo va el trabajo?

—Bien... ¿Y tú qué tal? —Annabeth preguntó más por educación que por interés.

—Bien —Luke sonrió ampliamente—. Oye, me preguntaba si quizá quisieras ir a comer conmigo, encontré un lugar buenísimo cerca de aquí.

—Emm, yo... la verdad, tengo algo de prisa —Annabeth miró a su escritorio tratando de hacer creíble su mentira—, tengo unos ajustes que terminar. Así que solo pensaba ir a comprar algo rápido a la cafetería y continuar con esto —sonrió a modo de disculpa—. Lo siento. Quizá en otra ocasión.

—Bueno, será para la próxima. Nos vemos luego.

Luke se alejó y un suspiro nervioso escapó de ella. Pronto Annabeth salió del edificio donde trabajaba y se dirigió a su auto.

Mientras caminaba por el estacionamiento, Annabeth noto un coche negro con vidrios polarizados que estaba bloqueando su auto. El coche le pareció demasiado lujoso para estar ahí.

Finalmente, ella llegó a su auto y trató de ver si había alguien en el otro coche para pedirle que se moviera.

El vidrio del auto se bajó y Annabeth pudo ver a dos hombres dentro de él.

—Podrían mover su coche, por favor. Necesito salir.

Ante su pedido, ambos hombres bajaron del auto. Lo cual la desconcertó.

—Señora Jackson —le dijo el hombre de cabello castaño. Annabeth frunció el ceño no porque supiera de ella, sino porque sintió que ya lo había visto antes.

—Annabeth, necesito que nos acompañes —le dijo el otro tipo rubio.

—¿Qué? ¿Por qué? —ella murmuró retrocediendo.

—Tranquila —el hombre rubio sacó una identificación mostrándosela—. Somos agentes de la CIA y necesitamos hablar un par de cosas contigo.

—De la CIA —Annabeth pareció muy desconcertada—. Yo no he hecho nada ilegal, ni tengo ninguna relación con nadie peligroso.

El agente castaño sonrió como si él supiera algo que ella no.

—Me temo que eso no es del todo cierto—continuó el rubio—. Así que tienes que acompañarnos.

—No es una petición, ¿verdad? —ella retrocedió—. Conozco mis derechos y sin una orden no pueden obligarme a ir.

El rubio le sonrió y luego miró a su compañero, un segundo después ambos ya la estaban sujetando mientras trataban de meterla al coche.

—¡Suéltenme! Esto es un atropello... ¡Auxilio! ¡Me están secuestrando!

Annabeth trató de escapar, pero no pudo evitarlo y terminó dentro del coche esposada. Ella quiso seguir gritando, pero el castaño le puso una mordaza y subió a la parte trasera del coche junto a ella, el rubio por su parte fue al volante y subió los cristales obscuros. Pronto condujeron a la salida del estacionamiento mientras el castaño le cubría la cabeza con un saco.

El corazón de Annabeth palpitaba con fuerza mientras sentía el coche avanzar. Era obvio que las cosas iban a terminar mal y estaba muy asustada.

Ella no supo cuánto tiempo pasó, hasta que finalmente el auto se detuvo y los dos tipos la bajaron del auto. Ellos la condujeron a algún lugar hasta que la hicieron sentarse en una silla. Solo entonces le quitaron el saco de la cabeza.

Ella miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en una habitación pequeña, que se parecía mucho a las salas de interrogatorio que había visto en las películas.

El rubio se sentó sobre la mesa mientras el castaño salía de la habitación. Los ojos azules del hombre la miraron con disculpa.

—Siento mucho la forma en que tuvimos que proceder, pero necesitábamos que vinieras... Soy el agente Grace, por cierto —dijo mientras le quitaba la mordaza.

—¿Por qué estoy aquí?

—Ya te lo dije. Queremos saber algo —Jason se puso de pie—. Estamos investigando un caso... y necesitamos...

—Necesitamos —ella repitió viendo hacia el cristal en la pared de enfrente. Seguro como en las películas que había visto había otras personas observándola detrás del cristal obscuro.

—Sí, necesitamos saber cuál es tu relación con Luke Castellan.

—¡¿Luke?!... ¿Luke hizo algo malo?

—Lo estamos investigando, respondió el rubio —él la miró fijamente—. Dime Annabeth, ¿qué relación tienes con Luke Castellan?

—Yo no tengo ninguna relación con él, apenas y lo conozco.

—Bueno, no parece ser así —dijo abriendo una carpeta que hasta ese momento Annabeth no había notado que estaba sobre la mesa. Él sacó una foto donde se le veía a ella y a Luke durante la salida que tuvieron—. Aquí parecen muy cercanos.

—Sí, salí con Luke, ayer me invitó a tomar un café... Él acaba de entrar a trabajar en la oficina donde yo trabajo y no lo conozco mucho. No tengo nada que ver con él. 

—¿Segura? Luke tiene una larga lista de amantes... y tú...

—¡Yo no soy su amante! —Annabeth exclamó enojada—. Soy casada.

—Ser casada no impide que tengas un amante y no serías la primera mujer casada con la que Luke tenga una aventura.

—Me estás ofendiendo. Yo no soy esa clase de mujer... Amo a mi esposo y lo respeto, jamás se me ocurriría traicionarlo.

Jason la miró entrecerrando los ojos.

—Tengo entendido que vives sola con tu hijo.

—Mi esposo es piloto, si me investigaste deberías saberlo, es por eso que pasa muchos días lejos de casa —Annabeth respiro—. Pero eso no significa que yo esté involucrándome con otros hombres. ¡No soy una mujerzuela!

—Bien —Jason le dio una última mirada y se dirigió a la puerta.

—¿A dónde vas? ¿Qué van a hacer conmigo? —Annabeth le grito mientras Jason desaparecía tras la puerta.

Operación clasificadaWhere stories live. Discover now