8 | Segunda parte

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—¿Qué? —Percy negó tratando de procesar las palabras de su madre—. ¿Qué estupidez estás diciendo? Mi padre era un policía, murió en un enfrentamiento antes de que yo naciera. Por eso nunca quisiste que entrara a la academia de policía, porque no querías que me pasara lo mismo que a mi padre... Por eso tuve que ocultarte mi trabajo.

—No fue así hijo... Te mentí. —Sally se aclaró la garganta—. Tu padre no era un policía, tu padre es Poseidón Mackriz y si no quería que entraras a la academia de policía fue porque quería mantenerte tan alejada como pudiera de todo lo que pudiera relacionarte con él.

La expresión de Percy se transformó al darse cuenta de que su madre hablaba muy en serio. Por otro lado, Sally lo contempló en silencio mientras poco a poco él iba procesando lo que ella acababa de decirle.

—¿Cómo alguien como tú que odia tanto las injusticias y la violencia pudo relacionarse con un tipo como él? —Percy le pregunto con un tono de incredulidad y decepción.

—Cuando lo conocí él aún no era el jefe de la mafia y yo no sabía lo que realmente hacía —Sally le dio una sonrisa amarga—, pero para cuando me entere ya estaba embarazada. Descubrí la verdad unos días después de enterarme de mi embarazo... y en ese momento en lo único que pensé fue en que no quería que crecieras en ese mundo de violencia, por eso me aleje de él y nunca le dije que estaba esperando un hijo suyo.

—Y él simplemente te dejó ir así de fácil —Percy murmuro, no muy convenció—. Todos saben que mato a su primera esposa porque quiso dejarlo, y a la madre de Chrisaor la desapareció.

—Poseidón no mató a Anfitride, fue la banda rival, y la madre de Chrisaor se fue. Pero Poseidón no le hizo daño, él nunca les habría hecho daño.

—¿Lo estás defendiendo?

—No lo estoy defendiendo —Sally se pasó las manos por el cabello—. Solo te estoy diciendo lo que sé. Poseidón podrá ser capaz de muchas cosas, pero jamás le habría hecho daño ninguna de las mujeres que fueron importantes para él... Cuando me fui él entendió que yo no quería vivir así, Poseidón me prometió que jamás me buscaría para que yo pudiera tener una vida normal y estuviera a salvo.

Sally di un paso hacia él. —Hijo, sé que no debí ocultarte nada...

—No, mamá. No puedo creer que me hayas mentido... no puedo creer que ese criminal sea mi padre.

—Lo entiendas o no. Lo es, y si quieres que Annabeth y Noah estén a salvo, tienes que ayudarme a encontrarme con él para decirle la verdad.

*** EN ALGÚN OTRO LUGAR ***

—Tendrás que matarme porque no hay forma de que permita que le pongas una mano encima a mi hijo —Annabeth dijo con tal ferocidad que un extraño sentimiento de respeto brillo en los ojos de Poseidón, ya que nadie osaba enfrentarse a él.

—No voy a hacerle daño a tu hijo —Poseidón se sentó frente a ella, mientras Noah lo observaba con miedo. Una extraña sensación de incomodidad se instaló en el pecho de Poseidón al ver la mirada del niño.

Había algo en sus ojos, esos ojos verde mar tan peculiares, tan sorpresivamente idénticos a los suyos y que de alguna manera le recordaban a los ojos de sus hijos, Tritón y Chrisaor.

La mirada y expresión de Noah y eran tan similar a la última vez que vio a su hijo Tritón, justo antes de que una bala acabara con su vida y la de su madre. Habían pasado tantos años de eso, pero la mirada asustada en los ojos de su pequeño hijo aún lo perseguía. Haber pasado por esa situación, le había hecho prometerse que jamás permitiría que le hicieran daño a ninguno de sus hijos, y haberse enterado del asesinato de Chrisaor lo había llenado de tanto dolor, mismo que lo había segado con un profundo deseo de venganza.

—Puedo ser capaz de muchas cosas, pero no mataría a un niño inocente.

—¿Entonces porque estamos aquí?

—Bueno, tú estás aquí porque te negaste a soltar a tu hijo, y él porque quiero que Perseus se llene de desesperación por no saber qué sucedió con su hijo.

—Entonces planeas mantenernos encerrados toda la vida —Annabeth le dijo sin apartar la mirada de sus ojos.

—Tal vez —Poseidón murmuro—. No hay nada peor que la incertidumbre por no saber si tu familia está a salvo. Eso podría volver loco a cualquiera.

—Tu hijo no era ningún santo —Annabeth dijo tratando desesperadamente de encontrar una salida—. Percy lo mato para evitar que nos hiciera daño, él solo nos estaba protegiendo de Chrisaor... Dime, ¿qué habrías hecho tú en su lugar?

—También lo habría matado —Poseidón respondió con amargura—. Pero esto no se trata de que hubiera hecho yo, sino de que Perseus mato a mi hijo y mi sangre murió con él... Ya no me queda nada que me importe, a excepción del deseo de vengar a mi hijo.

Las contundentes palabras de Poseidón crearon un profundo silencio en la habitación, hasta que un pequeño golpe en la puerta y posterior entrada de uno de los hombres de Poseidón rompió el silencio.

—Señor —el hombre inclinó la cabeza ante Poseidón—. La CIA capturó a uno de los muchachos y lo liberaron para que entregara un mensaje.

Poseidón miró con cierta impaciencia al hombre, quien se aclaró la garganta al notar el significado de esa mirada. —Perseus quiere reunirse con usted para negociar la liberación de su familia personalmente.

—Bien —Poseidón se puso de pie—, si eso quiere entonces que venga. Así podré matarlo yo mismo.


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Ojalá los dioses me permitan terminar esta historia hoy o mañana, deséenme suerte.

Operación clasificadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora