9 | Segunda parte

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—¡Por favor, no lo hagas! La voz de Annabeth aún sonaba en la cabeza de Poseidón. Mientras esperaba la llegada de Perseus.

El silencio del lugar era profundo, aun cuando varios de los hombres de Poseidón rondaban por ahí vigilando. Él cargó el arma en sus manos mientras su mirada recorría aquella bodega, la misma donde su hijo había muerto. Aquel lugar le parecía el correcto para terminar con ese ciclo de dolor que había comenzado con la muerte de Chrisaor.

Señor, ya están aquí —Uno de los hombres aviso instantes antes de que Percy entrara en la bodega.

Tan pronto el joven entro, la mirada verde mar de ambos se conectó, aquella era la primera vez que se veían cara a cara después de tanto haber escuchado uno del otro.

Poseidón identificó el odio en la mirada de Percy, pero aquello no lo sorprendía, lo que en realidad le incomodaba era esa otra emoción que parecía estar oculta en sus ojos, el muchacho parecía evaluarlo como si estuviera tratando de encajar algo en su mente, pero a la vez se negara a aceptar cualquier conclusión a la que hubiera llegado. Por otro, lado Poseidón no pudo ocultar la impresión de verlo, específicamente porque por alguna razón que no entendía aquel joven se parecía demasiado a él, incluso más de lo que Chrisaor llego a parecérsele. Por lo menos ahora entendía, porque Noah le recordaba tanto a sus hijos cuando eran pequeños, ellos se parecían a él y Noah indiscutiblemente se parecía a su padre.

—¿Dónde está Annabeth y mi hijo? —Percy le pregunto sin rodeo alguno.

—En otra parte, así que no hagas una tontería o ellos pagaran las consecuencias... —Poseidón lo miró esperando, no sabía que era lo que Percy podría estar tramando, él había llegado acompañado, pero había entrado solo—. Viniste a negociar, ¿no? Te escucho.

Al principio Percy se quedó en silencio, parecía debatirse internamente entre lo que haría, como si de alguna manera no quisiera hacer lo que sea que estaba por hacer.

—Jason, tráela —anuncio en voz alta.

Poseidón función el ceño. Estaba tentado a pedir una explicación, pero en ese momento Jason entro y la mirada de Poseidón se convirtió en una sorpresa.

Habían pasado demasiados años desde la última vez que la vio, pero a pesar de los años ella seguía tan hermosa como la recordaba. Pero sobre todo Poseidón estaba seguro de que aun así pasara una eternidad, ni todo el tiempo del mundo podría hacer que no reconociera a la mujer que más había amado en su vida.

—Sally... —Poseidón miro a Sally y Jason detenerse junto a Percy—. ¿Qué significa esto?

—Poseidón...

—¿Te hicieron daño? —él la interrumpió creyendo que ellos de alguna manera se habían enterado de la existencia de Sally y ahora deseaban usarla para negociar. Poseidón miró a Percy—. Porque si le hicieron el más mínimo daño se van a arrepentir.

—Yo jamás le haría daño a mi madre —Percy respondió visiblemente molesto por la insinuación.

—¿Tu madre?

Sally le dio una breve mirada a su hijo para después avanzar hacia Poseidón.

—Sí, Perseus es mi hijo —Sally se detuvo frente a él—. Poseidón, quiero pedirte que dejes libre a mi nuera y a mi nieto, por favor, hazlo por el amor que algún día nos tuvimos.

Poseidón miró los cálidos ojos azules de Sally, perderse en ellos era como volver el tiempo atrás, justo a esos instantes en los que fueron felices, era incluso volver a todos esos momentos en los que estuvo realmente tentado en buscarla, aquellos en los que tuvo que recordarse que ella merecía una vida mejor, y esa no la tendría a su lado.

—Puedes estar tranquila, no les haré daño. Pero —él miró más allá de ella hasta ver a Percy—, alguien tiene que pagar por la muerte de mi hijo.

Inconscientemente, Poseidón alzo la mano con la que aún sujetaba el arma, pero Sally sujeto su mano impidiendo que llegar a apuntarla. Sally lo miró directo a los ojos mientras su mirada se nublaba por algunas lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos.

—No puedes hacerle daño a Percy.

—Él mató a mi hijo —Poseidón respondió sin ocultar el dolor en sus ojos.

—Pero no puedes, no debes hacerle daño —Sally alzo su otra mano hasta colocarla en la mejilla de Poseidón. Y por un segundo, él cerro los ojos, permitiendo que la voz de Sally le trajera paz al mar embravecido en la que se había convertido su alma, justo como tantas otras veces lo hizo en el pasado—, porque Percy también es tu hijo —Poseidón la miro—, es nuestro hijo.

La sorpresa cruzó los ojos verde mar de Poseidón mientras su mirada iba a Percy.

—Eso no es cierto —murmuró Poseidón tratando de negarse a ver la verdad—, tú... tú no pudiste haberme ocultado algo así.

—Perdóname —Sally sollozo—, sé que no debí ocultarte esto, pero solo pensé en protegerlo. Sabes perfectamente lo peligroso que es el mundo al que perteneces y yo no quería que mi hijo creciera en él... Percy jamás habría estado a salvo si se hubiera sabido que era tu hijo, por eso lo oculte de ti, de todos, incluso de él mismo.

Poseidón continúo mirando a Percy. Pero, ¿cómo podía negar que lo que le decía Sally era verdad cuando solo bastaba con mirarlo un segundo para notar que aquel muchacho era su vivo retrato?

—Entiendes lo que te estoy diciendo —Sally dijo—. Sé que te duele lo que paso con tu hijo, pero Percy no sabía que tú eras su padre, ni que Chrisaor era su hermano... él solo estaba protegiendo a su esposa y a tu nieto.

Poseidón permaneció en silencio por unos segundos mientras aún miraba a Sally, entonces él asintió y bajo la mano con la que sujetaba el arma.

—Delfi —Poseidón llamo a uno de los hombres que hacían escolta—. Ve por la mujer y el niño, y tráelos —su mirada se endureció mientras miraba a su empleado—. No quiero que les pase nada malo. Me respondes con tu vida, si algo llega a sucederles, me entendiste.

—Sí, señor.

—Gracias —Sally le susurro—, hiciste lo correcto.

Veinte minutos después, Delpi volvió con Annabeth y Noah. Tan pronto entraron a la bodega, Percy fue hasta ellos y los abrazo con fuerza.

—Papi, tenía mucho miedo.

—No te preocupes campeón —Percy le dijo—, papá está aquí y nada va a pasarles. —Percy observo a Annabeth y dejo una pequeña caricia en su mejilla—. ¿Estás bien?

—Sí, estamos bien.

Sally y Poseidón caminaron hacia ellos, ambos habían permanecido apartados mientras hablaban de lo difícil que habían sido todos esos años que habían estado lejos. Cuando finalmente llegaron a su destino, Noah se ocultó detrás de sus padres, y un sentimiento amargo se instaló en el pecho de Poseidón al ser consciente de que ese niño que le temía era su nieto.

—Nadie le hará daño a tu familia o a ti mientras yo vida —Poseidón le dijo a Percy—, tienes mi palabra.

—No necesito tu protección —Percy respondió sin emoción alguna.

—Lo sé, pero igual la tendrás —Poseidón les dio una última mirada y entonces se alejó de ellos, sabiendo que lo mejor era que todo siguiera como antes.

Para que su hijo y su familia pudieran vivir en paz, él no debía ser parte de su vida. Con ello en mente, Poseidón se fue para dejar que al fin todos avanzarán hacia su final feliz.

FIN.

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