2 | Segunda parte

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—Noah, ¿qué acabas de decir?

—Mami tiene un bebé aquí —dijo señalando su barriga—. Pero ella me dijo que no se lo comió —el pequeño se apresuró a decir.

Percy se revolvió el cabello procesando lo que Noah acababa de decirle.

—Annabeth está embarazada... —Percy murmuró para sí mismo.

—Papi —Noah lo llamó ante su silencio—. ¿Cuándo nazca mi hemanita ya no me vas a querer?

La pregunta de Noah hizo reaccionar a Percy, y al fin proceso la idea de que iba a tener otro hijo con Annabeth.

—No, nadie va a dejar de quererte —Percy se puso a su altura—, y tu mamá tampoco ha dejado de hacerlo. Es solo que el bebé necesitará que lo cuiden mucho porque no podrá hacer tantas cosas como tú.

—Yo ya soy un niño glande.

—Exacto. Serás el hermano mayor y también deberás cuidar a tu hermanita —Percy respondió sintiendo extra el decir que Noah tendría una hermanita—. Noah, ¿mamá te ha dicho cuando va a nacer tu hermanita?

La expresión de Noah se volvió pensativa, él no sabía exactamente a cuánto equivalía el tiempo.

—Mamá dice que mi hermanita nacerá antes de mi cumpleaños... ¿Falta mucho para eso papi?

—Sí, aún faltan cinco meses.

Percy guardó silencio mostrándose pensativo. Un momento después una sonrisa se plasmó en su rostro y con ella se dispuso a proponer a Noah continuar su paseo, ya que al fin había dejado de llorar, así pasó el resto de la tarde mientras ambos se divertían y Percy lograba ganar tiempo.

Horas después, Percy volvió a casa de los Chase para llevar a Noah.

—Hola Matt, ¿Annabeth ya regresó?

—Sí, ella está... —Antes de que Matt pudiera continuar, Percy ya había pasado al interior de la casa. Noah por su parte, corrió al interior llamando a su madre, quien le respondió desde la cocina.

—Hola pececito —Annabeth lo saludo cuando él se arrojó sobre ella y abrazó sus piernas.

—Mami, papá vino conmigo.

—Hola Annabeth.

La sonrisa de Annabeth se congeló al escucharlo. E inmediatamente se inclinó hacia atrás, ocultándose tras la barra de la cocina.

—H-hola Percy.

—¿Cómo estás? —sonrió recargándose sobre la barra que los separaba—. Bobby dijo que habías ido al doctor.

—Bien, solo fue un chequeo de rutina.

Percy continuó sonriendo mientras miraba a Annabeth, aunque ella parecía tranquila, él la conocía lo suficientemente bien como para saber que estaba nerviosa.

—Me alegro... ¿Podemos hablar un momento?

—Sí —Annabeth se aclaró la garganta mientras.

—Vamos a la sala —Percy le sugirió y vio como un destello de preocupación pasó rápido por la mirada de la rubia.

—Podemos hacerlo aquí, tengo algunas cosas que hacer y tendría que ser rápido.

—Está bien, como quieras... Por cierto, toma —Percy colocó sobre la barra una cajita que traía consigo.

—¿Qué es esto? —Annabeth preguntó tomando la caja.

—Un regalo, ábrelo.

La expresión de Annabeth se mostró desconcertada por unos segundos, pero pronto desapareció mientras habría la caja. Al hacerlo, sus ojos se llenaron de sorpresa mientras sacaba la pequeña prenda de bebé rosa que había en el interior.

—Esto... —Annabeth murmuró, poniéndose dos tonos más pálidos.

—¿Cuándo pensabas decírmelo? —Percy la interrumpió.

Annabeth no respondió. En su lugar, soltó la prenda para apoyarse contra la barra. Percy la vio cerrar los ojos mientras su respiración se hacía más pesada, al instante corrió hacia el otro lado para ayudarla. Él la sostuvo guiándola hacia la sala.

—¿Qué pasó? —Matt preguntó alarmado.

—Trae un poco de alcohol —Percy le pidió mientras ayudaba a Annabeth a recostarse sobre el sillón.

—Mami, ¿qué tienes? —Noah preguntó mientras sus labios temblaban.

—Mamá está bien —Percy lo tranquilizó.

Pronto Matt volvió con el alcohol y le pasó un algodón a Annabeth. Poco a poco el semblante de la rubia se recompuso. Ella respiró profundo antes de llevarse la mano al vientre. Un pequeño quejido escapó de su boca. 

—¿Estás bien? —la preocupación se reflejó en los ojos verdes de Percy.

—Sí, pateó —Annabeth murmuró sujetando la zona de su costilla izquierda. La mirada de Percy cayó sobre su estómago hinchado, inevitablemente puso su mano sobre él, en ese momento el bebé volvió a lanzar una patada, e inconscientemente Percy sonrió al sentirla.   

Unos momentos después él apartó la mirada del vientre de Annabeth al sentir la mirada de la rubia sobre él, su vista se elevó hasta cruzarse con su mirada tormentosa. Y mientras sus miradas se quedaban atrapadas en la del otro, sus manos se rozaron, sintiendo los movimientos del pequeño ser que había surgido del amor que se tenían.

Operación clasificadaWhere stories live. Discover now