Capítulo 4 · Tensión.

901 45 10
                                    

Ivvy.


—Y tú, jodía’ tonta...

Vino hacia a mi cuando Steven se fue —como todo un cobarde en su carrito de juguete—, David me miraba súper alterado, estaba rojo del coraje y yo, con un dolor en el cuello que apenas soportaba.

—¿Desde cuando tú permites que ese pendejo te trate así? —preguntó siendo más agresivo de lo normal, yo di un paso atrás.

Realmente sentí un poco de miedo, David nunca había sido así conmigo y bueno, después de ver como le dió ese pescozón a Steven y casi lo llevaba arrastrando, es normal temerle ahora.

—¿Desde cuándo tú dejas que te alcen la voz? Ivvy, ¿desde cuando tú empezaste a ser lo que eres pa’ ese cabrón? —sus cejas unidas, sus labios húmedos y levemente separados, aguantando su coraje, me hicieron llorar.

—Es la única persona que estaba pa’ mi cuando necesitaba de alguien, no me preguntes como es que terminé siendo su puta David, porque siéndote sincera... No lo sé.

Me tembló la voz, bajé la cabeza y comencé a llorar —aún sosteniendo mi cuello—, me dolía entender lo que David me decía, era obvio que le molestaba que yo fuera esa estúpida que le daba el culo a Steven y todavía le lloraba cuando andaba de cabrón por ahí, con otras y aún así lo recibía en mi casa.

—Okay, no te diré más na’ —su mano se aferró a mi mentón y levantó mi cara—. Acho’ mírame, por favor.

Lo hice, su rostro estaba un poco más relajado pero notaba ciertas señales de que se contenía las ganas de agarrarme a bofetadas —literalmente, ya que David jamás lo haría—, cogió aire por la boca y lo soltó con fuerza por la nariz mientras me miraba fijamente, yo suspiraba e intentaba parar las lágrimas que se deslizaban por mis mejillas pero, no podía. Esto me había asustado bastante y también me había afectado lo que David me decía sin siquiera hablar.

—No quiero que vuelvas con ese cabrón —arqueó una ceja a modo de advertencia—. Tú ere’ bien linda Ivvy, te mereces más de lo que ese pendejo te ofrecía... ¿O a ti te gustaba eso? ¿Ah? ¿Te gustaba ser la cabrona que estaba siempre pa’ él? ¿El polvo seguro después de andar metiéndoselo a cualquiera?

Negué bajando la mirada, David me soltó del mentón y se acercó aún más, con delicadeza y sin ser ni un poquito agresivo, me rodeó con su brazo por encima de mis hombros y me pegó a él. Me quebré, no pude aguantar más y lloré como una niña.

—Yo sé que soy una idiota pero... He estado sola toda mi vida, las únicas dos personas que me han acompañado son... Tú y Kendo... Y ni siquiera están conmigo, siempre tienen sus cosas y...

—No, Ivvy...

—No te estoy reprochando nada, es solo que... Él siempre está.

—Voy a ponerme pa’ ti...

—No quiero que me tengas lástima por eso, me haría más daño y no quiero sentirme como una carga tampoco, así que...

—¡Yo te quiero, puñeta!

Me tomó por los hombros con ambas manos y me separó de su cuerpo, me levantó la cara y con una sonrisa burlona en su rostro, lamió sus labios y me miró directamente a los ojos.

—Ere’ mi vida entera, ¿qué tú no ves?

Sonreí, aún sintiéndome mal por dentro, fingí que no me afectaba tanto y simplemente, asentí para complacerlo y que dejara de preocuparse o de estar pendiente a lo que sucede conmigo después de la tontería de Steven.

—También te quiero, Dei.

Besó mi frente y volvió a abrazarme como solía hacerlo —con un brazo aferrándose a mi cuello—, mientras me llevaba a adentro, aunque esta vez no me agarraba con tanta fuerza después de lo sucedido.

Entramos juntos, fuimos al pasillo que nos llevaba al pequeño set de grabación que tenía en una de las habitaciones de la planta baja que se supone, era para invitados. No había tantas cosas aquí, solo una mesa grande pegada a una de las paredes y encima, un monitor y bocinas, un micrófono profesional al lado, la típica silla y dos sillones medianos, un freezer y las luces led sobre las orillas del techo, además de una pared completa cubierta de espejo.

Me bajé un poco la bata parándome frente a esta pared y poder ver dónde me dolía, justo en los lados del cuello en los que hace un rato Steven me apretó con sus manos.

—Diache, ese cabrón se merecía una buena partida ‘e culo —murmuró David parándose detrás de mi, observando mi cuello con molestia y me volteé.

—Nadie se tiene que enterar de esto, ¿entiende’?

—¿Y tú piensa’ que yo soy un chota?

—Ni siquiera a Courtz o Chimi, ¿okay?

Bufó poniendo los ojos en blanco, sonriendo molesto aunque, terminó aceptando lo que pedí.

—No les diré na’ del showcito ese si tú me jura’ que no vuelvo a verte con él —atacó siendo agresivo, como siempre.

—No hablaba del “showcito” ese —contraataqué sonriendo con burla.

—‘Tonces, ¿de qué carajo’ tú..?

La mandíbula se le fue hasta el piso al igual que mi bata, sus ojos se fijaron en cada mínima curva que tenía mi cuerpo. Y bueno, no es que yo tuviera unas curvas de envidia pero, tenía lo mío y a él se le antojaba.

—Este showcito va a ocurrir aquí, si es que tú quiere’ que ocurra y si no, dime —puse una mano en mi cintura y nuestros ojos se encontraron por primera vez, desde que entramos a la habitación.

Noté esa manzanita —la bola esa que sobresale por debajo de su garganta—, subir y bajar. Me mordí el labio para no reírme por haberme dado cuenta de lo tenso que lograba ponerlo y dió un paso hacia a mi.

—Me pones en una situación muy difícil, mami.

Su brazo derecho fue por detrás de mi espalda, rozó la punta de sus dedos por mi piel con una lentitud cabrona y se aferró con algo de fuerza jalándome contra su cuerpo, siendo un poco brusco y sonreí victoriosa.

—No es una situación difícil, es demasiao’ de fácil...

—Tengo un vuelo...

—Puede ser rápido si tú quiere’.

Me puse de puntitas al mismo tiempo que me agarraba de sus hombros y tanto él como yo, poco a poco nos fuimos acercando. David me veía directo a los ojos, los tenía entrecerrados y me daba cuenta que le ponía nervioso la forma en que nos acercábamos, más no se detenía y yo tampoco.

Cuando estábamos a nada de besarnos, el ambiente tan loco y caliente se esfumó de golpe y el teléfono que estaba en la habitación, nos dió un pequeño pero agresivo anuncio.

«—Más vale que tú vengas dónde mi y mandes pa'l carajo a ese hijueputa’ si no quiere’ que tus nudes se vayan viral por to’ PR.»

LIKE A DIAMOND ‹ DEI V ›.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora