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—¿Sabes en lo que te estás metiendo?— preguntó mi amigo y yo asentí

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—¿Sabes en lo que te estás metiendo?— preguntó mi amigo y yo asentí.

—¿No es lógico? Hemos tenido sexo dos veces, no tienes sexo con alguien que no te guste— dije.

—Tuvieron sexo dos veces y la segunda fue en un puto baño— resaltó lo último y yo negué.

—Eso es lo de menos—

—¿Lo de menos?— preguntó incrédulo.

—Por favor, ve a la maldita recepción, pregunta si te pueden dar acceso solo para dejar un presente, si te dicen que no, insiste hasta que te digan que si, si te vuelven a decir que no y estén por llamar a los de seguridad diles que lo vayan a dejar aunque sea las personas de la limpieza o el gerente del hotel pero haz que te digan que si— pedí una vez más mientras salía del edificio.

—Por lo visto te interesa tanto que te vas de esa cena para ir a buscar flores a las— supuse que estaba revisando la hora —08:28 de la noche— lo escuché reír y yo sonreí.

—Solo ve a recepción, Gio— me reí entrando al auto.

—¿De verdad te guta?— escuché a través de la línea.

—Si— dije seguro.

—Pero me dijiste que se besó con Sainz, ¿no es raro que te guste la misma chica?— suspiré al recordar lo que había visto en Mónaco.

—Gracias por recordármelo— dije con sarcasmo.

—Charles, no estás intentando meterte entre ellos, ¿o si?—

Mierda.

—No, Gio— mentí —Entre ellos no hay nada, me lo aclaró Sainz, bueno, eso me dio a entender, me dijo que solo había sido un beso— encendí el auto y comencé a manejar.

—¿Amigos que se besan?— soltó una risa con ironía —Quiero algo así— se rió y yo sonreí con amargura.

—Ve a la puta recepción— dije en pausas y este soltó una carcajada y yo reí.

Él se despidió y me deseó suerte antes de colgar la llamada. Busqué en el mapa floristerías cerca y algunas estaban por cerrar y otras ya estaban cerradas.

Había ido a dos y ya estaban cerradas, las otra solo hacían por encargo, solo me quedaba la última floristería que era hacia donde me dirigía.

Antes de bajarme logré ver que había alguien en el local y las luces estaban encendidas. Bajé rápido del auto tomando mi billetera y corrí hasta la puerta, la abrí y en eso la mujer apagó la luz a la vez que brincaba del susto al sentir mi presencia a causa de la puerta sonando al haber entrado y obviamente mi respiración fallando ya que había corrido y casi caer.

—Necesito un ramo de flores— dije cansado y la mujer volvió a encender la luz.

Una mujer entrando a la tercera edad estaba frente a mi y me miró cansada.

Burning Desire || Carlos Sainz Where stories live. Discover now