𝟙𝟡. Viejos tiempos

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«¡Bueeeeeenos días Hawkins!»

Carajo... ¡Carajo, ¿cuánto he dormido?!

«Espero que todos nuestros radioescuchas estén listos para escuchar Call Me de Blondie en esta increíble ma-»

Con mi puño aplastaba el botón que callaba mi alarma, había dormido desde ayer por la tarde hasta la mañana de este lunes. Sentía mi boca seca, los párpados pesados y la espalda relajada, por la ventana veía cómo el cielo volvía a estar un tanto oscuro. Examinaba mi aspecto en el espejo del baño, estaba peor que ayer, no me molestaré en ponerme maquillaje, ni en elegir un conjunto bonito. Mis aliados terminaron siendo unos jeans que ocultaran los chupetones que Eddie había provocado y una sudadera para tapar mi cara con la capucha —¿Qué más me falta?— rebuscaba en mi escritorio cosas para meter en mi bolso.

"Ni se te ocurra..."

Y antes de poder pensar bien, sacaba esas estúpidas fotos de su escondite, debía tener valor de enfrentarlo si se me presentaba la oportunidad.

—¿Me dirás la razón por la cual te ves tan patética?— Billy cerraba mi casillero.

—No quiero hablar de eso... ¿y Evie? Casi es hora de iniciar el primer periodo.

—Ni idea y no me importa— daba un leve golpe en mi cabeza con un cuaderno antes de irse, a veces entiendo a Max. El día de clases fue estúpidamente largo, ni siquiera me dieron ganas de ir a la cafetería o a ningún sitio más que a mi casa; al término del tercer periodo estaba más que lista para irme.

Recorría los pasillos con la cabeza agachada, hasta que una mano me tomaba por el brazo jalándome a un baño —¡¿Quién...?!— resultó ser Steve —¡¿Qué tienes en la cabeza?!

—Me ignoraste ayer— me quitaba la capucha y arreglaba algunos mechones de mi cabello, mierda, esas actitudes tan delicadas que tenía conmigo eran las que hacían mi corazón latir.

Maldición Lexie, debes despertar —Acordamos no juntarnos en público.

—Podemos hablarnos como buenos compañeros— apartaba la vista, pero él me tomó del mentón —. Sabes que no puedes ignorarme por siempre.

—Tienes la cara muy dura.

—¿Disculpa?

—Sé que no puedo ignorarte— esta era la oportunidad, rebuscaba en mi bolso y restregaba el sobre con fotos en su pecho, lo tomaba con confusión — y ya... ya me canse de tus jueguitos— él revisaba las cartas y su expresión no era para nada la que me imaginaba, él tenía... una sonrisa —. ¡¿Por qué parece no afectarte?!

—Porque esto no me afecta en absoluto, querida. ¿Por eso dejaste de usar el collar que te regale? De verdad que las mujeres son complicadas, al menos tomaron mis mejores ángulos....

—Esto no es justo...

—¿Quieres saber qué no es justo? Tener una vida tan cuadrada no es justo, vivir bajo la sombra de tus padres no es justo, ¡ser alguien que no soy no es justo! Me quiero divertir un poco, con mi rostro sería un pecado no hacerlo, ¿eso es algo malo?— se arreglaba el cabello en esos movimientos que lo hacían parecer irresistible —. Podemos hacer como si esas fotos no existieran, ¿okay? Regresemos a la normalidad, olvidaré todo esto y, si te portas bien, te recompensaré con un bello regalo. ¿Algo de Tiffany, Cartier, Chanel?

—No soy un maldito perro al que le vas a dar un premio.

—Lexie, respóndeme una pregunta... ¿De verdad siempre creíste que terminaría con Nancy y me quedaría contigo? No puedes ser tan tonta... no, no, no— delicadamente tomaba mi rostro entre sus manos.

𝐄𝐍𝐂𝐀𝐃𝐄𝐍𝐀𝐃𝐎𝐒 || 𝗘𝗱𝗱𝗶𝗲 𝗠𝘂𝗻𝘀𝗼𝗻  (+𝟭𝟴)Where stories live. Discover now