𝟚𝟚. Burn the past

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Claro que el tiempo no puede detenerse y los segundos que tuve para observarlo llegaron a su fin. Munson fingía un ataque de tos para romper la tensión entre nosotros, parece que él también se había disociado unos segundos —Deberíamos ir con los otros, deben estar muy preocupados— asentía levemente y nos poníamos en marcha a la gran multitud que ya se dirigía a la salida, el espectáculo y la magia de las luces en el cielo había terminado, íbamos contra la corriente esperando encontrar a nuestros amigos —¡Mya...Mya por aquí!— Munson agitada efusivamente su brazo derecho, yo aún no veía la gran cosa, pero él al ser más alto debió identificar ese cabello rojo de entre la multitud.

Se me adelantaba a zancadas grandes, yo quería igualarle el paso sin éxito, algunas personas terminaron por separarnos y Munson ni en cuenta. Con que no le gustaba Mya, ¿eh? Pues yo lo veo muy desesperado por reunirse con ella. Una mano me tomaba de la muñeca, no fue un agarre violento, aunque logró sacarme un buen susto por lo repentino que fue —¡Le juro que no conozco a ese friki!— había cerrado los ojos para no tener ver las horribles caras de dos hombres furiosos que buscaban a Munson.

—¿Qué estás diciendo?— solamente era Zack, con una tremenda cara de preocupación y con la camiseta empapada en sudor, debió haber estado buscándome por todo el recinto.

—Lo siento— otra vez mis malas decisiones afectaban a terceras personas. Yo disfruté el espectáculo desde la altura de la noria y él corría por todos lados intentando encontrar mi paradero.

Se enderezaba y miraba al cielo soltando un leve suspiro para, después de unos segundo, regresar su vista a mí —¿Te encuentras bien? ¿No te lastimaste?

Esto era muy repentino, se estaba preocupado por mí y no echándome la bronca por lo que hice —Sí, tuve unas pequeñas complicaciones— por suerte Zack no indagó más en lo sucedido, notaba que quería hacer preguntas, pero se contuvo. Nos reuníamos con los demás, incluso con mi abuelo que parece apenas haber despertado de su siesta.

—Te lo dije, sueño pesado— le susurraba al pelirrojo, el cual soltó una risilla por mi comentario.

Corroded Coffin empacaba sus cosas en los respectivos maletines, con el debido cuidado de unos estudiantes sin dinero que no podrían arreglar algo si lo estropean gravemente y yo me disponía a ayudarles —Puedo llevarte... llevarlos— Zack dirigía la vista a mi abuelo también —a su casa, si gustan.

—No lo sé... ya le prometí a chicos que les ayudaría, tengo mis manos un poco atadas al compromiso.

—Puedes irte si quieres, Palm— Munson, que se encontraba a unos cuantos metros de nosotros, entraba a la conversación —. Ya es tarde y aún tardaremos un rato en guardar todo.

—¿Seguro que...?

—¡Ya el niñato de cabello largo dijo que no es necesaria tu presencia!— mi abuelo se dirigía a la salida, presuroso, con bastón en mano y con su humor característico.

—¡Bien, a la salida!— tuve que no insistir más para que no notaran mi repentino deseo de estar más tiempo con Munson, después de que me contó lo de su familia, creía que algo raro se había formado, fue como haber creado un pequeño hueco en un gran muro.

—Yo me quedaré un poco más— anunciaba Mya.

—Ni lo sueñes— Zack pronto le rompía el sueño —, papá fue muy claro que debía traerte yo.

Nos despedíamos de todos, daba abrazos a Jane y Max, una lástima no haber pasado tiempo con ellas. Jeff y Gareth sacudían su mano, aún eran algo tímidos a mi alrededor. Volvía a llegar con Munson —Que aventura— comenté, no tenía ni idea de que hablar o cómo despedirme y fue lo único que se me ocurrió que podría resumir la noche. Munson solo soltó un sonidito de afirmación.

Ya se había puesto un abrigo por el frío, ni el más metalero podría aguantar los climas otoñales de Hawkins llevando una camiseta sin mangas. Abría un poco mis brazos acercándome, él retrocedía unos centímetros —Oh— murmuro al entender lo que quería hacer; con duda también los extendía un poco y me rodeaba, casi sin tocarme, como si fuera un tallo lleno de espinas. Estando tan cerca de él volvía a percibir su olor y regresaba a esa noche, la noche cuando llegue borracha a su remolque y lo hicimos. Él daba unas palmaditas en mi espalda como diciendo "es suficiente" —. Palm, tu noviecito sigue ahí— dijo en voz baja.

Deshicimos el pequeño abrazo, aún lo veía confundido con esta muestra de "cariño" que le mostré, confundido pero no molesto. Daba pasos al lado contrario, girando mi cabeza una sola vez para echar un vistazo al grupo y después seguir con mi camino —Si no puedo quedarme más tiempo— Mya se hizo notar y todas nuestras miradas se clavaron a ella que se acercaba a Munson —, ¡entonces cerraré la noche haciendo esto!— frente a los ojos de todos le daba un profundo beso a Munson que no la alejo, le siguió el juego. Mya terminó dejando una marca de labial rojo en los labios de él y a todos los presentes sorprendidos.

La pelirroja caminaba con mucha confianza después de lograr su cometido. Su hermano hacía rodar sus ojos un poco harto de estas actitudes tan impulsivas. El camino de regreso pudo haber estado en completo silencio, de no ser porque Mya no paraba de hablar, ambas íbamos en la parte trasera y ella me compartía varios detalles de la cita que tuvo con Munson —¡Nos divertimos muchísimo, Eddie es de verdad increíble!— chillaba apretando mis manos entre las suyas —¡Es el chico de mis sueños!— el auto paraba de golpe.

—Hemos llegado— señaló Zack, le daba un abrazo fuerte a Mya como despedida y un beso en la mejilla. Mi abuelo ya se había adelantado para entrar, es rápido cuando quiere; yo estaba a punto de hacer lo mismo, despedirme de Zack y entrar a la calidez de mi hogar —. Tengo algo para ti— menciono abriendo la cajuela del auto y sacando el peluche de vaca que había ganado en uno de los juegos, me lo entregaba y yo lo tomaba con una sonrisa. Cómo el caballero que es, me acompaño hasta la puerta.

—Gracias, Zack, fue lindo haber tenido esta cita conti- — me interrumpía arrebatándome un beso en los labios, no me aparte, al contrario, le rodeaba el cuello con mis brazos. Sus labios aún sabían un poco a palomitas acarameladas y el beso fue tan dulce como las mismas. Pero algo no me cuadraba, no sentía nada, cero, ni una chispa o mariposa en mi estómago, ¿lo disfrutaba? Sí, en parte, pero no me transmitía esa adrenalina de los besos que le daba a Steve y, aunque me cueste reconocerlo, de los besos que recibí por parte de Munson cuando lo hicimos. Nos separamos después de unos segundos —Wow...hmmm...— quería encontrar las palabras correctas y sabía que podían estar en mi cabeza, sin embargo, mi mente era un caos.

—Me gustas, Lexie, desde el primer momento en que te vi. Genuinamente, jamás había visto a una chica tan hermosa como tú— sus manos aún sostenían mi rostro —. No soy una persona muy pasional e intenté decir que era un error, pero mientras más tiempo pasaba contigo, más me daba cuenta de lo mucho que quería estar cerca de ti— se reía por lo bajo visiblemente nervioso —. Mierda... no sé dé donde he sacado los cojones para decirte esto y sabía que no podía desperdiciar mis momentos de valentía.

—Zack...

—Eres la persona más maravillosa y linda con la que he estado— era tan sincero que dolía, siempre duele cuando alguien genuinamente puro tiene una percepción tan errónea de ti.

—Créeme que si me conocieras o supieras lo que he hecho, ni siquiera podrías mirarme— si supiera que he estado entrometiéndome en una relación ajena por casi un año, que me metí por Munson por despecho o que le acepte la cita para hacer molestar a Steve... me odiaría. De solo recordarlo me daban ganas de llorar.

—Eso es el pasado— con su pulgar limpiaba una lágrima que había logrado escapar —, esa Lexie no es la que tengo delante de mí— el claxon del coche era tocado por una Mya desesperada —. Sal conmigo.

—No lo sé...

—No debes contestarme hoy, piénsalo y cuando tengas una respuesta me la das— daba un último beso en mi frente —, aunque no importa cuál sea, seguiré siendo tu amigo— por más sincero que fuese ahora, sabía que, con lo que escogiera, cambiaría nuestra dinámica para siempre. Un rechazo te cierra la puerta al futuro que querías y que no pudiste conseguir y eso duele. Otro pitido del claxon que apuraba al pelirrojo —. Nos vemos en clase.

Se devolvía por el camino marcado con baldosas, el cerebro me iba a mil por hora, no dejaba de dar golpecitos al suelo con mi pie. Quizás ya había tenido suficiente martirio, quizás me merecía algo mejor, quizás... —¡Zack!— apuraba el paso para alcanzarlo y regresarle otro beso —Acepto...— Quizás debería darme una oportunidad con el chico bueno.

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⏰ Última actualización: Sep 04, 2023 ⏰

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𝐄𝐍𝐂𝐀𝐃𝐄𝐍𝐀𝐃𝐎𝐒 || 𝗘𝗱𝗱𝗶𝗲 𝗠𝘂𝗻𝘀𝗼𝗻  (+𝟭𝟴)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora