Capítulo VI.

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VI.

- ¿Lauren? ¿Todo bien? - Alice pasaba por su habitación y notó la mirada pérdida de su hermana. La chica no respondió.

Estaba desde las 6:30 (si, 30 minutos tarde) sentada frente a la pequeña laptop en su escritorio tratando de entender la clase de ese día, pero no había podido leer más de una línea sin tener que volver al principio. No entendía nada, no estaba prestando atención. No podía dejar de pensar en Camila.

- ¿Uhm? Oh, sí - Murmuró. Su hermana mayor alzó una ceja. Entró en la habitación y cerró la puerta. Lauren escuchó el pequeño Clic que producia el cerrojo al ser echado y dejo la computadora a un lado, ya sabia lo que venia. Talló sus ojos con sus puños, el cansancio se la estaba comiendo viva.

- ¿Dormiste anoche? - Interrogó peinando los cabellos de la menor. Negó con la cabeza. - ¿Te sucede algo? - Lauren contestó que no una vez más.

- Estoy un poco cansada, eso es todo. Debe ser el período o algo así - Se sonrojo al instante, ella no solía hablar de eso con nadie. Su madre le había enseñado que eso era privado y le había prohibido hablar de aquello cuando terminó de darle una charla la primera vez que despertó con la bandera de japón sobre su cama. Lo había convertido en un tabú.

Alice rió al notar aquello.

Lauren le tenía mucho cariño a su hermana adoptiva, tal vez más que a sus propios hermanos de sangre y Johnathan, con quien no hablaba muy seguido. Alice era la única que la conocía lo suficiente y se tomaba el riesgo de entrar a su habitación en horas de estudio. Aunque Taylor le pasara a escondidas unos libros de vez en cuando, no era lo mismo, ella se dedicaba a lamentarse en silencio, pero no se acercaba a Lauren.

- Eso no tiene nada que ver con el período nena - Se fue al baño y apareció segundos después con un cepillo en la mano. Comenzó a peinar a su hermana menor y esta cerró los ojos. Que le tocaran el cabello le producia sueño. - Sabes que puedes confiar en mi ¿Cierto? Estoy aquí para apoyarte y aconsejarte. Te quiero.

Lauren se apartó con torpeza y se dio la vuelta para abrazar a la chica. No pudo aguantar más y comenzó a llorar en su pecho.

- Yo también te quiero - Dijo en medio del llanto. Se separó unos segundos y abrió uno de los cajones, sacando el grueso libro de cuentos. - Conocí a alguien, la amiga que Chris invitó el otro día. Supongo que lo sabes, madre formó un escándalo, pero anoche volvió y yo ... yo - Odiaba tartamudear, se sentía estúpida y pensaba que los demás la veían aún más estúpida de lo que creían que ya era por su forma de actuar. - Yo traté de apartarla de mi, pero no pude, me sentía bien. Ella es tan atrevida, tan fresca.

Me contó un cuento de una princesa y le dije que me la escribiera, me gustó mucho. Entonces ella sugirió que salieramos a comprarlo y yo le dije que no, pero insistió tanto que la segui justo cuando salió por esa puerta - Confesó. Alice se quedó en absoluto silencio, animandola con la mirada para que continuara. - Es hermoso, Alice. Tu lo ves todos los días y tal vez no lo aprecies lo suficiente, pero yo lo vi, lo sentí. Sentí que podía hacer todo lo que quisiera, sentí eso que llaman libertad. Pero me asuste y lo eche todo a perder, Alice. Hicimos una promesa y no la cumpli, ahora ella seguramente me odia y ya no la veré más, lo único que me queda es el libro que compramos y el recuerdo de los pocos minutos que respire un aire completamente diferente al aburrido aire de esta casa.

Alice asintió con una sonrisa con el libro entre sus manos. Comenzó a pasar las páginas mientras buscaba las palabras correctas para aconsejar a su pequeña hermana. Estaba agradecida con aquella chica, por fin había logrado abrirle un poco los ojos a Lauren.

Efecto Mariposa.Where stories live. Discover now