Capítulo XVII.

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XVII.

El centro comercial poco a poco fue perdiendo la vida. Las tiendas apagaron sus luces y las conversaciones que inundaban el lugar desaparecieron.

Camila y Lauren habían abandonado el lugar con las manos entrelazadas y enormes sonrisas en sus rostros.

¿A dónde vamos ahora? — Preguntó la mayor mientras acariciaba la mano de la chica.

Te dije que no preguntaras nada — Respondió la morena con una sonrisa. Lauren rodó los ojos y se quedó en silencio, sabiendo que sin importar cuanto rogara, Camila no le diría cual era su próxima parada.

Su caminata solo duró media hora. Un taxi pasó junto a ellas y Camila no perdió la oportunidad, si hubieran seguido a pie tal vez no hubieran llegado nunca.

Quince minutos después, se encontraban pagándole al hombre con una amable sonrisa y observando el enorme espectáculo de luces frente a ellas.

¿Dónde estamos? — Pregountó Lauren emocionada. — Esto es hermoso, Camz.

Es un parque de diversiones — La ojiverde volvió a tomarla de la mano y comenzó a correr hacia el interior, logrando que Camila comenzara a reír.

Una vez que estuvieron dentro Lauren abrió los ojos con sorpresa. — Esto es gigante ¿Cómo vamos a verlo todo?

Tal vez si no te quedas ahí parada podamos averiguarlo — Respondió con una sonrisa, provocando que Lauren se sonrojara.

El olor del mar inundaba el ambiente, mezclandose con el de las palomitas, dulces y hot dogs. Las risas de los niños, los gritos de las personas en la montaña rusa. Lauren estaba a punto de estallar de alegría.

¿A cuál quieres subir primero? — Preguntó Camila. — Tienes la rueda de la fortuna, la bailarina, la montaña rusa, el martillo.

Lauren comenzó a sentirse algo insegura. Camila señalaba con el índice cada una de sus opciones, pero todas se veían algo peligrosas. La chica notó esto y le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

O, podemos esperar para eso. Tienes esos carritos que chocan, o ese donde tratas de derribar todos los pinos para obtener un premio ¡En ese tratas de golpear lo más fuerte que puedas! De mis favoritos, pero nunca he podido ganar — Dijo, observando como la mayor se relajaba.

El de lo pinos suena bien — Respondió Lauren, dirigiendose hacia el juego.

Cuando llegaron se encontraron con un niño algo enojado. El hombre que estaba a cargo, por otra parte, se encontraba muy satisfecho.

Puedes intentarlo otra vez por tres dólares más — El pequeño se cruzó de brazos, negando con la cabeza antes de alejarse rápidamente. Lauren lo miró con tristeza, el niño realmente quería un premio. — Buenas noches señorita. Intente derribar todos los pinos por tres dólares y si lo logra, recibirá un premio.

Camila le extendió tres billetes verdes al hombre y sonrió, aceptando las tres pequeñas pelotas que éste le ofrecía.

Solo lanza la pelota con todas tus fuerzas — Dijo Camila, extendiendole una. Lauren la tomó nerviosamente y fijó su vista en su objetivo. Llevó su brazo hacia atrás y lanzó la pelota con todas sus fuerzas, pero solo pudo derribar dos de cinco.

Camila le extendió otra pelota con una tierna sonrisa. — Tú solo concentrate, sé que puedes hacerlo — Lauren asintió. Tomó una segunda pelota y la arrojó de la misma manera que la primera, solo que esta vez, rebotó contra la pared. Frustrada, la chica cogió la tercera y última pelota y suspiró.

Efecto Mariposa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora