Capítulo X.

1K 117 7
                                    

X.

Clara le dio tres golpes firmes a la puerta de su hija, dejandole saber que iba a entrar.

- Lauren, necesitamos hablar, querida - Dijo con seriedad al abrir, Lauren dejó a un lado su libro de historia y se levantó con rapidez, acomodando su falda rosa.

- ¿Qué pasa? - Preguntó la chica con nerviosismo. Los ojos de su madre se abrieron con sorpresa y Lauren sintió ganas de golpearse la cabeza repetidas veces contra la pared. - Quiero decir... ¿Qué sucede, madre?

La mujer cerró la puerta detrás de ella y se sentó en la silla frente al escritorio.

- Estoy preocupada por ti, Lauren - Cruzó las piernas y colocó las manos sobre su regazo. - Estás tan cambiada, te levantas tarde, ya no cumples con tus deberes, no eres tan educada como solias serlo y ya no te arreglas ¿No entiendes que ningún hombre se fijará en una chica floja, maleducada y desarreglada? Tal vez deberías dejar de pasar tanto tiempo con Alice.

Lauren negó con la cabeza horrorizada.

- No madre, todo está bien, solo me he estado sintiendo algo enferma, pero le aseguro que mi hermana no es un problema - Se apresuró a decir. - Pero ya me encuentro bien, no volverá a suceder.

Clara se levantó, alzando una ceja.

Tendría que vigilar a Lauren, no permitiría que todo por lo que había trabajado se perdiera, no iba a desperdiciar todo ese potencial, no iba a perder la oportunidad de tener su apellido en alto.

Trataría de hacer que Lauren volviera a ser la misma de antes, la mantendría ocupada mientras encontraba la raíz del problema y luego acabaría con ese absurdo obstáculo que había llegado a sus vidas.

- ¿Cómo sé que puedo confiar en ti, cariño? - Cuestionó, y al ver la triste expresión de su hija supo que aún tenia salvación.

A medida que Lauren iba creciendo, se encargó de lograr que le temiera y la respetara. Se encargó de que su opinión fuera más importante que cualquier otra cosa.

Podía perder el interés en los labores de la casa, podía dejar los estudios, podía romper el cristal que separaba el mundo real del mundo que había creado Clara, pero no había forma de que la mujer no lo resolviera, Lauren le pertenecía y siempre lo haría, la tenia bajo control.

- Madre, no diga eso - Suplicó con los ojos cristalizados. Clara se acercó para acariciarle el cabello.

- Demuéstrame que lo que dices es verdad - Se dio la vuelta, dejando sola a una mortificada Lauren detrás de ella.

Al salir, se encontró con la mayor de sus hijos mirándola con furia.

- ¿Qué le hiciste? - Preguntó Alice, apretando los puños.

- Evité que se convierta en alguien como tú - Respondió con desprecio, cerrando la puerta. - Ahora vete a tu habitación.

Comenzó a caminar en dirección a la cocina.

- No.

Se detuvo de golpe.

- ¿Qué dijiste?

- Me escuchaste, no pienso ir a mi habitación. Estoy harta de esto, harta de ti ¿Hasta cuando vas a robarle la vida a Lauren? Pasaste toda tu adolescencia en la miseria, lo entiendo, pero ya se acabó tu tiempo, ahora vive tu vida de anciana como tu quieras, pero a mi hermana déjala en paz.

La mujer se dio la vuelta y caminó hacia su hija adoptiva, dándole una bofetada.

- Si vas a vivir aquí, lo harás bajo mis reglas, harás lo que yo diga, así que vete a tu habitación y nunca más vuelvas a faltarme el respeto de esa manera - Ordenó con furia.

Efecto Mariposa.Onde histórias criam vida. Descubra agora