𝗘𝗩𝗜𝗧𝗘𝗥𝗡𝗢 | 𝗕𝗶𝗹𝗹 𝗗𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 ✔

🎈𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟲🎈

Pasó un largo rato en el que intentó calmarse. Sabía que su hermano tenía razón, sin embargo, era difícil aceptar que todo era producto de su imaginación de nuevo. No le sorprendió observar cómo Cindy entraba a la casa, la observaba por unos segundos antes de ir a encerrarse a la habitación.

El rostro de su hermano se endureció antes de dirigir su mirada a Ally. La chica parecía incómoda por la llegada de Cindy, aunque aun así no dejó de abrazar a Milán y parecía no tener intenciones de hacerlo hasta que la adolescente se encontrara bien.

Un mal sabor de boca se había instalado en Daniel en el momento en que vio lo poco que le importaba a su novia el estado de su hermana. Tal vez Milán tenía razón. Ambas observaron cómo el chico se levantaba en silencio para ir a las escaleras. Minutos después los pleitos empezaron.

―¿Quieres ir por una pizza?

Milán la observó antes de asentir en silencio.

Ally le sonrió antes de levantarse del sofá y extenderle la mano. Lo último que deseaba era seguir allí, pero tampoco quería dejar a Milán sola. Juntas caminaron hasta la entrada de la casa en donde Ally tomó, de la mesita al lado de la puerta, las llaves del auto de Daniel.

―No creo se moleste.

El silencio parecía reinar en el auto. Ally cada cierto tiempo volteaba a mirar a Milán que seguía mirando por la ventana en silencio, una que otra lágrima seguía escapando de sus ojos.

―Todo va a estar bien. Es normal tener crisis a veces ―pronunció logrando atraer la atención de Milán.

―¿Y si me he vuelto loca?

―No lo creo, nena ―rio tranquila―, creo que estás más cuerda que cualquiera de nosotros. Has vivido muchas cosas a tu corta edad y lograste salir adelante, esto no será diferente.

―Tengo miedo ―confesó llena de temor―, creo que, por primera vez, estoy haciendo amigos y me da miedo que se alejen de mí cuando sepan toda la verdad o que parece ser me he vuelto loca ―exclamó llena de pánico.

Bill también se alejaría, pensó.

Ally la miró por un segundo, sorprendida, para luego su mirada pasara a una comprensiva.

―¿Es Eddie y su grupo tus nuevos amigos?

Milán asintió.

―Como te había dicho antes; son buenos chicos. No creo se alejen por algo que no tuviste la culpa, eras tan solo una niña cuando todo ocurrió y no está bien que sigas culpándote de ello ―pronunció apretando el volante sin despegar la vista de la carretera, aún le dolía saber todo lo que Milán había vivido―, por otro lado, no estás loca y si así fuera creo todos deberíamos estarlo porque solo así tendríamos un corazón tan puro como el tuyo.