🎈𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟮🎈

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Una vez que se marcharon, todos permanecieron en silencio

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Una vez que se marcharon, todos permanecieron en silencio. Minutos después iban caminando en fila india. Ella aun llevaba el bate en mano ―había decidido conservarlo―; todos parecían tranquilos y de cierta forma felices.

Bueno, darle una paliza a Henry Bowers podría hacer feliz a cualquiera, pensó.

―Gracias, pero... ―empezó a hablar Mike―, no debieron... van a molestarlos a ustedes también ―comentó preocupado.

Aún con el ruido de los vagones del tren que pasaba a sus espaldas, ella pudo distinguir el suspiro que todos soltaron.

―Ah, no, no, Bowers ―Eddie, que encabezaba la fila, se giró a mirar a Mike―. Siempre nos molesta ―contó, volviendo su rostro al frente.

―Espero que esta sea la última vez ―decidió hablar Milán―, si no quiere que le quiebre algún hueso.

La seguridad en sus palabras les hizo saber a todos que no mentía.

Bill se giró por un segundo a mirar a su chica con una sonrisa divertida.

Porque, aunque aún tenían que hablar respecto a sus sentimientos, para él no existía nadie más precioso que ella y aunque lo tacharan de loco o le dijeran que eso podría deberse a que era su primer amor, algo dentro de él le decía que ella no era tan solo un amor pasajero.

―Creo que es algo, qu... q... que todos tenemos en común ―decidió pronunciar Bill, tranquilo.

―Niño sin escuela ―grito, Richie―, eres del club de perdedores ―informó.

Milán y Beverly rieron.

Segundos después Beverly apresuro, el paso para posicionarse a un lado de Milán.

―Hey ―la llamó.

―¿Sucede algo? ―pronunció Milán, girándose a observarla.

―No ―Bev sonrió nerviosa―, solo quería darte la gracias... por lo de... hace rato.

Milán parpadeó sorprendida.

No quería un agradecimiento por algo de lo que Beverly no tenía culpa.

―No me debes un agradecimiento ni nada ―soltó bruscamente arrepintiéndose al instante de su forma tan tosca de responder―. Quiero decir ―corrigió―, ellos lo tenían bien merecido, son unos imbéciles.

Ambas chicas aligeraron su andar para poder hablar más tranquilamente, quedando de últimas.

―Eso que ellos dijeron es mentira ―contó Bev.

―Lo sé.

―Nunca he estado con nadie y solo besé a un chico hace unos años, pero fue solo por una tonta obra escolar.

Milán asintió captando quién era ese chico. Buscó con su mirada a Bill, este caminaba a un lado de Ben y Stan charlando animadamente.

Beverly palideció por unos segundos al pensar, que tal vez, Milán había malinterpretado las cosas. No quería perder la posibilidad de tener una amiga.

𝗘𝗩𝗜𝗧𝗘𝗥𝗡𝗢 | 𝗕𝗶𝗹𝗹 𝗗𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 ✔Where stories live. Discover now