"𝗘𝗹 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗱𝗼 𝗻𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗶𝗴𝘂𝗲 𝘆 𝗹𝗮 𝘁𝗿𝗶𝘀𝘁𝗲𝘇𝗮 𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗺𝗯𝗮𝗿𝗴𝗮."
Milán había vivido los últimos años de su vida bajo el apellido de un monstruo, que le destruyó la vida a ella y a su hermano.
¿Mudarse a un pueblo?
No parec...
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Minutos después de que Daniel se marchara, Milán se levantó. Se arregló lo más rápido que pudo para salir en menos de una hora a casa de Bill. Deseaba saber cómo se encontraba luego de lo de la noche anterior.
Dio varios golpes en la puerta. Esperó. No tardó mucho en que la madre de Bill abriera la puerta.
―Buenos días, señora Denbrough ―saludó con una sonrisa que gritaba a kilómetros su nerviosismo―. ¿Bill está despierto?
Sharon Denbrough no pudo evitar sonreír con ternura al ver a la pequeña adolescente que traía loco a su hijo. Según Bill, era una chica muy especial, algo que podía notar con tan solo mirarla.
―Sí, cariño. Está en su habitación ―se hizo a un lado para dejarla entrar―. Ya sabes dónde queda.
Milán asintió, agradeciendo, antes de desaparecer por las escaleras.
―Bill, ¿puedo pasar? ―preguntó antes de darle dos golpecitos a la puerta.
―Ade... adelante.
En el momento en que abrió la puerta, su mirada recayó en él. Estaba escribiendo sobre su escritorio al lado de la cama. Se acercó.
―¿Cómo estás? ―preguntó antes de plantar un beso sobre su mejilla.
Bill no pudo evitar sonreír.
―Bien, ¿tú cómo dor... dormiste?
―Bien ―pronunció antes de dejarse caer sobre la cama―. Dejando de lado al imbécil de Bowers, fue la mejor noche de mi vida.
―Ta...también la mía.
Ninguno mentía. Ojalá hubieran tenido más tiempo.
―¿No te duele?
―No, es pa... pasajero.
Milán asintió. Desvió su mirada al techo, pensando qué hacer o decir.
―¿Iremos al desfile con los chicos?
Bill se giró a mirarla antes de asentir. Sonrió, no podía creer que en menos de un día extrañara a esos idiotas.
Una hora después; Bev, Stan, Ben, Mike, Bill y Milán, se encontraban observando el cartel del desaparecido Edward Corcoran. A sus espaldas Richie estaba siendo un idiota y Eddie había ido por unos helados.
―Dicen que encontraron su mano toda mordida cerca de la torre de agua ―informó temeroso Stan.
Bev se giró a mirar en dirección a Ben.
―Una vez le presté un lápiz ―contó Ben.
Milán los observó antes de seguir mirando al frente.
―Es como si la hubieran ol... olvidado porque Cocoran se per... perdió ―Bill levantó la hoja mostrando esta vez la información de Betty Ripsom.