🎈𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟬🎈

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Milán se detuvo frente a su casa

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Milán se detuvo frente a su casa. Observó a su hermano, que justo en ese momento estaba bajando de su auto. Ambos se miraron, pero ninguno se animó a decir nada.

Ambos parecían haber tenido un mal día, o por lo menos, Daniel.

Milán, en cambio, se sentía avergonzada luego de ser casi descubiertos por la madre de Bill, no dudó ni un segundo ―después de presentarse― de salir corriendo de allí. Ni siquiera se volteó a mirar a Bill cuando este intentó detenerla.

Se sentía como una tonta, no había otra palabra para definirlo. Odiaba la sensación de las mariposas y el cosquilleo que la invadía cada vez que se encontraba cerca de él. Sin embargo, en el fondo de su ser, le gustaba.

Le gustaba su sonrisa, su voz, la forma en la que parecía querer protegerla e, incluso, le encantaba su tonto tartamudeo.

Algo completamente irónico tomando en cuenta la distancia que le gustaba mantener.

Ambos hermanos entraron en silencio a la casa. Daniel sacó dos bandejas con comida para microondas y no fue hasta que se encontraron sentados, cenando, que se dignaron a hablar.

―¿Cómo te fue con tus amigos? ―habló Daniel antes de llevarse un espárrago a la boca.

Milán lo observó, tomándose un par de segundos, para responder.

―Bien ―hizo una pausa para dejar su vaso sobre la mesa―, estuvo divertido.

Daniel sonrió, aunque fue una sonrisa que no le llegó del todo a los ojos.

―Me alegra mucho escuchar eso. Espero tus nuevos amigos sean chicos de bien.

―Lo son ―interrumpió segura―, son buenos chicos ―concluyó.

Daniel asintió y siguió comiendo.

―¿Quién era el chico que vino por ti en la mañana? ―soltó con la intriga en su voz.

Milán no pudo evitar sonrojarse, tardando varios minutos en responder.

―Su nombre es Bill ―habló como pudo evitando mirar a su hermano.

―¿Y Bill es...?

―¡Un amigo! ―exclamó nerviosa, provocando una carcajada en su hermano.

El rostro sonrojado, la voz nerviosa y que le evitara la mirada, él no era tonto. Sonrió divertido, claro que era un hermano sobreprotector y celoso, pero por primera vez se sintió feliz de ver un cambio positivo en su hermana y él no iba a arruinar aquello. La cuidaría como siempre lo había hecho, pero también la dejaría volar.

Para Daniel, su hermana se había convertido en su todo. Donde ella no era recibida, él tampoco. Quien le hiciera daño, se las vería con él. Y aunque sonara cruel no le dolía el haber terminado con Cindy, le dolía ver más la mirada y comportamiento distante que Ally le había demostrado ese día. Estaba consciente de que ella tenía razón, y no podía evitar sentirse estúpido. Estúpido porque fue tan ciego que no se dio cuenta que la persona que siempre deseó para su vida estuvo desde el primer día. Fue un imbécil.

𝗘𝗩𝗜𝗧𝗘𝗥𝗡𝗢 | 𝗕𝗶𝗹𝗹 𝗗𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 ✔Where stories live. Discover now